Testamento, últimos poemas en la tierra, de A. Javier Muñoz Livio

 

¿Quién puede amar sin hallar en el camino un fracaso, al menos uno, nadie y a veces el azar o la evidencia hace que nos enturbie el más terrible de todos? 

He aquí la que podría catalogarse como sinopsis de este libro de poemas de A. Javier Muñoz Livio, a quién tengo el gusto de conocer a través de su blog http://javiermunozlivio.blogspot.com/ . Me hace feliz comentar mis lecturas con vosotros, pero cuando se trata de compañeros de blog, la dicha es aún más grande. 

No es la primera reseña que traigo de Javier. Ya en su día os hablé de La increíble historia de Cielo . Pero esta vez, nos sumergimos en un mundo de poemas, aunque no de cualquier tipo de poemas, sino de aquellos últimos salidos del corazón a modo de testamento. 

"...Ahora

abro la puerta y me abrazas dulcemente

amar es poseer protección

es multiplicar los sentidos en una pulcra imperfección.

Nos metemos en la cama

lentamente

como flores endureciéndose

en otoño..."

De los poemas de Javier siempre me gustó  su viveza. Una mezcla de erotismo, pasión y sentimiento que cura o daña; como solo un poeta puede sentir. Versos que destilan gemidos, a veces, lágrimas, en una forma de narrar a base de rimas. Un vaivén, un baile, entre lo que narra y lo que nos evoca. 

Sus poemas son frescos, ágiles y pasionales. Cada uno de ellos cuenta una historia envuelta en la más descarnada belleza. Dudo que alguien quede indiferente a ellos.

"Es única la verdad

cuando te sorprende

tras la lluvia

el agua

sí, es así

parece un sinsentido, pero

a veces el amor es un cutis

recién exfoliado

humedece apacible

el pudor

de tantos besos por colonizar"

"Salgo al jardín

y empiezo a recoger

póstumas flores antes de ir al cementerio

ojalá pueda abrir esa maldita tumba

y meterme dentro

acomodar mis hueso

junto a los suyos

y copular por última vez.

Sé que esos huesos no son los tuyos

no importa

seguro no hay diferencia entre:

una costilla, clavícula, pelvis...

sólo quiero enterrar este amor

arrancar cada recuerdo

y morir

quizá debería desproteger primero el esternón

y así dejar cautivo al corazón"

A veces, me sumerjo en versos que he de leer dos veces para intentar saborear hasta el último pensamiento que les dio vida.  Pero en el caso de A. Javier, leerle es tan solo hilar línea tras línea, sentimiento tras sentimiento, sin más. 

Sus poemas son sencillos, sin palabras o artífices que puedan dar lugar a confusión. Son directos y tal vez por ello, inciten a leerlos y releerlos, en un simple ejercicio de encontrar tan bello lenguaje para describir episodios de una vida donde no todo es de color rosáceo, sino más bien, blancos y negros que se funden en una combinación perfecta. 

¿Te animas a sentir sin pudor alguno?

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