La magia de ser madre

 

Ella es tímida y no tiene redes sociales. No le gusta hacerse fotos, y mucho menos, verlas; pero tiene la desgracia de tener una hija a la que le encanta hacerle fotos a la más mínima ocasión. Supongo que porque si pudiera, cogería todos los recuerdos, cada instante, cada segundo, y los guardaría bien seguros para que jamás se perdiesen.

Nunca he conocido mujer más fuerte. Chiquitita de estatura, pero enorme de corazón. La he visto librar batallas que ni el más fiero guerrero habría logrado vencer. La siento llorar sin lágrimas, la admiro por cada instante de fortaleza, y sobre todo, la amo. Sin más. Quizás porque me lo da todo, porque jamás me abandona, porque siempre sabe qué hacer. Quizás porque junto a mi padre, nos enseñó a mis hermanos y a mi, que la vida es un camino que recorrer donde hay rosas y también espinas, y te toque lo que te toque, hay que continuar. 

Me gusta jugar con las palabras, pero estas se escapan entre mis dedos, como agua, cuando intento describir todo lo que ella significa para mi. Es una artesana de la vida, de las que embellecen lo que hacen y comparten vida. No pide nada para ella, regalando cada gota de sus instantes. Sus ojos reflejan batallas, pero siguen siendo del plácido verde que comienza a brotar, porque ella es así, una luchadora que siempre comienza.

Hoy he compartido una fotografía suya, a pesar de las implicaciones que ello tiene, pero en esta ocasión, he decidido ser precavida. La colleja será menor si no la dejo sola en la tesitura. Así que la he acompañado de otro pilar de mi vida, mi niña, mi preciosa hija, que en unos meses... será también madre. 

El pasado año comenzó con dolor, con malas noticias, con miedo. Conforme los meses avanzaban, y las sombras se extendían, la llama de la vida de mi padre se apagaba. Fue un mal año.

Pero este año... este año comenzó con la mejor de las noticias. Noticias de vida, de ilusión, de esperanza... noticias de que para el otoño podré ser la abuela más traviesa del mundo, formar una alianza de amor con esa criaturita que no sabe que abuela le espera... pero, que va a tener la mejor madre del mundo, y también, la mejor bisabuela. 

Así que poco me queda que decir, salvo que este año, me siento agradecida, porque el amor se me desborda del pecho. 

Las imágenes que acompañan mis palabras son antiguas, de lo contrario, la mascarilla cubriría la sonrisa. He decidido tomar estas, porque aquí, todo estaba bien, estábamos todos, estábamos bien. No volveremos a estar todos, pero si que volveremos a sonreír sin mascarilla, y dentro de poco, una nueva personita compartirá miradas y lazos de amor con mi niñita, que descubrirá la maravillosa magia de ser madre. 

Feliz día de la madre.

Felicidades mamá.