La nave de los vientos, de Jesús López

 

Se acerca el Viento del Norte. Cierra los ojos, inspira, sonríe y sueña…

Y no temas.

 

Has recibido un regalo, acéptalo con agrado y deja que el Viento te meza y susurre al oído las historias que deben ser contadas. ¿Tienes miedo? ¿Por qué? El Viento del Norte no es algo, es alguien, un espíritu que trae paz y sosiego, esperanza y amor bajo su frío manto de nieve… ¿No entiendes? Deja que te explique…

Hola amigos.  

Hoy quiero invitaros a un viaje muy especial... 

Un viaje hacia lo desconocido, hacia un mundo, que no todos lograrán entender. 

Prólogo

En algún lugar en el Mar de Arenas.

Nosotros hemos visto a las Naves de los Vientos en el Mar de las Arenas y escuchado su voz.

Nos conocimos en tierras que nunca encontrarás fijadas sobre la superficie de un papel, en un lugar en dónde nada se pierde si sabes escuchar, y la verdad, son tantas las que vagan aguardando a que alguien se pare junto a ellas.

La noche declinaba, el sol se mecía con su luz entre las olas y ella se reflejaba dorada en las aguas del Mar de las Arenas, allí fe donde nos conocimos. Lo vi sentado sobre una de ellas, fija e hierática permanecía la duna. Arenas ocres sobre el horizonte de un cielo que viene a nacer. Su figura a contraluz me llamó la atención, aquella sombra me invitó a sentarme.

No hablamos, aprendimos a escuchar, y frente a nosotros navegaba una de las Naves de los Vientos en el Mar de las Arenas en pos de los Palacios de los Vientos.

El tiempo pasó.

Él decía que soñaba con los idiomas que yo conocía, nunca le dije que era yo quien lo envidiaba, él era capaz de escuchar la voz de los vientos... su voz... sus anhelos, sus esperanzas.

Desde entonces nuestra amistad ha permanecido fiel y con ella hemos podido seguir escuchando esas palabras que los vientos arrastran, esas palabras que están condenadas a vagar por el desierto hasta que alguien quiera escucharlas.

Los años han pasado, nuestra piel ha envejecido, pero nuestras mentes permanecen fieles a ese primer día en el cual parte de las letras que vais a leer, volvieron a ser escuchadas para ser escritas.

Y aún hoy, espero ese día en el cual compartamos unos instantes en rededor de un fuego encendido en la luz de la noche, escuchando, siempre escuchando, todos esos relatos que nos conducen a esas palabras que por vez primera nos comunican a tí y a mí.

Y nosotros, los Hijos del Desierto, anhelamos el día en que vuelvas y nos podamos sentar junto a un hogar encendido y escuchar la voz que nos traen Las naves del los Vientos.

E. Van Eidgen

El autor de esta novela, escribió una historia que me llegó al corazón. Aqui, te comparto la reseña que en su momento le hice a "Alas de amapola".

Alas de amapola

En su momento, Jesús me preguntó si yo me identificaba con la amapola, o con la mariposa. Yo le respondí, que ambas tenían partes de mí. 

No me preguntes por qué, pero para reseñar a "La nave de los vientos", me he decantado por la amapola; aunque deja que te revele un secreto. Poco importaba, pues ambas, son una. 

Mi nombre poco importa en esta historia, pero si es tu deseo te diré, que soy una pequeña flor silvestre que un día soñó con volar y tener libertad. ¿Cómo conseguir volar sin perder la vida? Me obsesioné con tal decisión y tal deseo, pues la libertad era lo que más anhelaba… y entonces, llegó ella. Una mariposa blanca y hermosa con tintes azules en sus delgadas alas. Tintes azules procedentes de un mar lejano que quería mostrarme.

El miedo a lo desconocido arañó mi espalda y presionó mi corazón silvestre. Mas aquella mariposa me regaló el antídoto perfecto para el veneno que insufla el miedo. Me regaló amor.

Sentí que ambas formábamos una. Sentí que mis raíces se replegaban en suaves y delgadas líneas que dibujaban nuestros horizontes. Y siendo ya ambas una, volamos en una libertad preciada y hermosa.

“La libertad si se puede cuidar, pero no podemos poseerla ni entregarla”… nos susurró el espíritu del Viento de Norte que nos acompañaba.

Fue así que sentimos que había más de un horizonte y más de una libertad. Esos pétalos que antaño fueron de amapola se tornaron piel. Esas alas que sobrevolaron el firmamento se tornaron alma. Así, sin más, junto al Viento del Norte… me convertí en humana.

Más seguía anhelando la libertad deseada. Mi nueva forma volvía a necesitar alas.

Mis sueños tornaron inquietos e imágenes desconcertantes de velos rojos y suaves, cual pétalos de amapola, me rodeaban. Más yo sentía que no causaban en mi espíritu ningún desvelo, sino al contrario, una gran paz y sosiego me invadía y me hacían sentir recuerdos de cuando era alada.  Gasas transparentes que se tornaban ahora rojas, y ahora celestes cual el firmamento, me transmitían cantos y me susurraban sobre lugares lejanos repletos de historias deseando ser escuchadas… Historias ocultas entre los bosques y las dunas de islas escondidas.

Una noche, en uno de esos sueños, esas dunas ondulantes adquirieron el vuelo que dentro del mar ejercen los peces rojos. De forma lenta y ante mi atónita mirada, aquellas aletas se tornaron de todos los colores del arco iris y uno más… un octavo color cuyo nombre desconozco. Fue entonces que sentí una sensación en mi pecho que no sabría describir, más que como una necesidad desaforada de sumergirme, en aquellas esferas que llamaban de los deseos y entre las cuales ese pez alado no dejaba de girar y girar…

— ¿A quién buscas? — pregunté sin conocer mi propia voz que se volvía como gotas de lluvia.

— Al Pintor de hojas, al Maestro de nubes, y sobre todo a ella, a aquella cuyas manos acarician y tejen las páginas del libro que no se deja leer…

Sentí inquietud, sentí deseos de saber más…

— Quiero ir contigo —, supliqué.

— Será un viaje largo y tú eres pequeña. Será un viaje nacido del interior de mismísimo Puerto de la Gran Biblioteca de Bergk, cruzaremos el Mar de Arena, visitaremos los bosques de Arán, y las islas que se ocultan entre el tintineo de los cascabeles de aquellas marionetas de un teatro antiguo. Formaremos un puzle donde una sola pieza central será la elegida. Una sola pieza que será la que iniciará tu propia historia. Una sola pieza que se forjará con todas aquellas historias custodiadas en un cuaderno antaño iniciado por apenas dos niños; y que esperan ser continuadas y revividas.

Habrá lugares inhóspitos, y aterradores. Decisiones importantes que tomar y espíritus que enfrentar. Espejos que te trasladarán a otros mundos, colores que teñirán con su magia y otros que intentarán llevarte con ellos…

—¿Seré libre? — necesité saber buscando en su pupila mi propia alma.

— Serás sueño, sonrisa, inspiración y esperanza. Serás.

— Acepto.

Y ante mi incrédula mirada, aquél extraño pez rojo cuyas aletas eran dunas de un desierto de arena, y volantes de seda de damisela de cuento… se forjó en velas que sustentaban cual goleta antigua todo un mundo de historias. Una Nave capaz de conocer los entresijos del aquí y el ahora, del pasado oculto entre hojas de papel impresas, y las imágenes que se forman al surcar los océanos de los cielos y las olas de las nubes blancas. Una Nave con suelos de cristal donde se reflejan las estrellas y los cuentos.

No. No importa mi nombre, pues solo soy una invitada a esta nave, y lo que importa es la pieza central, la pieza de ese puzle que todo lo compone, y que eres tú, amigo lector. Tú eres esa pieza que dará vida a este engranaje.

E importa también ese espíritu del Viento del Norte que moviliza la Nave de los Vientos… y que se llama Jesús López. Una Nave donde no sube quién quiere, sino quién ella invita.

 

Y te ha invitado a ti.

 

El propio autor ha sido quien ha realizado estas magníficas ilustraciones, que de manos de la editorial Sara Alejandría, ha visto la luz. 

Tuve el  placer de asistir a su puesta de largo en la presentación que se llevó a cabo en la localidad de Dos Hermanas, apadrinada por el también escritor Ricardo Reina Martel, autor de la obra Cartas a Thyrsá. La Isla.

Lo que no esperaba, era recibir la llamada "Pluma de cristal", de manos del autor. Un reconocimiento que ha sido una sorpresa, y que ahora, me acompaña, susurrando historias de magia, colibríes e hijas de la luna...

Sí, se que ambos tenemos una cara algo extraña, pero es lo que tiene reir bajo una mascarilla, ja ja. 

¿Quieres descubrir los misterios de esta nave que surca los cielos? 

https://editorialsaralejandria.com/producto/la-nave-de-los-vientos/

Gracias,  Jesús