Un libro varado en una estantería

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Creo que hoy me he levantado un poco mareada, con la cabeza donde debía tener los pies, y los pies bajo un paraguas.

Mi vida como personaje de una novela era tranquila, monótona... solo hacía, lo que se suponía que tenía que hacer. Allí, guardadita en un estante de una biblioteca pequeña, donde pocos lectores acudían.

Y así, todo tranquilo transcurría. Pero un día, entró una gran sonrisa, que resultó traer a ella pegada a un joven. Sobre esa sonrisa, un bigote pequeño, y a ambos lados de la misma... unos auriculares de colores. Todo el conjunto envuelto en rizos anaranjados y barba de tres días. Mira tú por donde, a la sonrisa le dio por mirar hacia el suelo, y allí, calcetines a juego dentro de unas botas molonas. Yo pensé que era un joven buscando información, pero... resultó ser el nuevo bibliotecario buscando aventuras. 

Menuda ocurrencia tuvo, le dio por poner un cartel de vivos colores. No se pierdan tal obra, lloraran como nunca. ¿Quieren reir? Pues no se olviden de leer a tal autor. ¿Necesita soñar? Tengo la novela ideal. ¿Se quiere enamorar? 

Sin previo aviso, mi trabajo ha crecido de forma exponencial, que alguien abre el libro y me sujeto a los bordes de sus páginas para no caer. Luego salto, sin que el lector me vea, y para dentro otra vez... que me esperan los demás personajes sujetos al papel. Y nada,que esta vida es de mucho trasiego, si hay un lector cerca. Toda yo ajetreada, no sé si voy, vengo, o estoy parada. Pero... 

¡¡Soy más feliz que nunca!!

 

(Ya sabes, los libros... para disfrutarlos)