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Yo te cuento

jueves, 25 de julio de 2019

Hilos de plata. Capítulo 3 y último


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Hilos de plata. Capítulo 3 y último.

El suelo era suave, era como un bosque mullido donde grandes árboles me rodeaban. Un lugar que había visto un millón de veces en mis sueños. Ahora lo sabía, ahora estaba segura. Yo había estado alguna vez ahí...

- Naciste aquí - escuché su voz. 

De pronto a mi mente vinieron un millón de recuerdos que no supe míos...

Aquella forma plateada se hizo más pequeña y su cabello tornó negro como el hollín de las paredes del hospicio. Su rostro ahora era fina piel pálida y sus ojos... adquirieron el mismo tono verdoso de los árboles que nos rodeaban.

- Mi madre murió. Por eso estoy en un hospicio... -  le dije

Ella me miró y volvió a acariciar mi rostro.

- Ella no era tu auténtica madre. Tú, pequeña, eres una hija de la luna.

Se acercó a mí y mi nariz aspiró un dulce aroma que me hizo sentir como sentada en una nube. 

- La luna tiene hijos, pequeña mía. Seres de luz que toman forma humana y viven ciclos como tales en la Tierra. Pero no somos simples humanos. Somos hechiceros, tejedores del destino, fabricantes de sueños... o como yo... tejedora de redes. Tu padre, es un tejedor del destino. Él decidió que tú habrías de nacer aquí, en este lugar, y creó para tí un destino con el que yo no estuve de acuerdo al principio. Pero luego... luego comprendí que era necesario. - me dijo acariciando mi pelo y haciendo que de él brotasen pequeños hilos plateados. 

- Cuando naciste, emitías tan cantidad de luz que parecías una estrella por tí misma. Pero había algo diferente en tí, y la propia Luna nos avisó. Debíamos ocultarte. Con dolor, te enviamos a formar parte de una familia que sabíamos que iban a ser buenos contigo. No eran acaudalados, pero nosotros nos encargamos de que no les faltara de nada. 
Pero en este mundo, pequeña mía, también están los otros. 

- ¿Los otros?
- Los hijos del desaliento. Hombres y mujeres perversos que anidan en los corazones de los hombres y crean confusión en su mente. Ellos sembraron la semilla de la discordia en tus padres adoptivos. Ellos hicieron que aquella enfermedad entrase en vuestro humilde hogar. Ellos se llevaron la vida de tus padres, e intentaron llevarse la tuya. Pero tú eres fuerte y emitiste un haz de luz tan poderoso que los enviaste a leguas de distancia. 
- No puede ser - dije llorando.
- Apenas eras un bebé. Tomé mi forma humana y te llevé a aquél horrible hospicio. Lo es, lo sé. Pero había un por qué. Te coloqué en el único lugar donde no te encontrarían, donde no te buscarían jamás. En su propia morada. 

A mi mente vino la desgana que cada día se compartía. El dolor, la tristeza, la miseria, los golpes. La miré con tal dolor que sentí que algo muy profundo salía de mi pecho.

- Lo siento pequeña. Tuvimos que hacerlo así para ocultarte. Ocultarte hasta que estuvieses preparada.
- ¿Preparada para qué? 

Ella comprendió mi confusión y besó mi frente transmitiendo en mí una calma inmensa. 

- Mira mis manos... 

Y dicho esto, enderezó su cuerpo y agitó las manos formando un millón de estrellas brillantes. El agujero de la cueva se agrandó hasta lo indecible, y la luna emergió con fuerza. Ella agitó sus manos e infinidad de estrellas acudieron formando a su alrededor una red magnífica que formó una capa brillante. 

- Soy una tejedora de redes, ya te lo dije. Tejo redes que protegen contra los hijos del desaliento, y por ello, soy muy buscada. 

Después, con calma, colocó su mano sobre mi frente e infinidad de imágenes acudieron de mí. Malos días pasados, golpes recibidos, desprecios airados...

- Tenía que dejarte vivir esto para que comprendieras cual es ahora tu misión, mi pequeña. 

Y antes siquiera de darme tiempo a hablar, colocó sobre mí de nuevo sus manos y su figura se tornó como la primera vez que la ví, majestuosa, transparente e inmensa, fundiéndose con la luna  y dejando caer un manto de estrellas sobre mí. Todo se oscureció.


Desperté en mi cama. Sudorosa. De nuevo tenía fiebre. Había tenido un sueño bonito. Extraño, pero bonito. Miré a mi lado. La pequeña Susie se había vuelto a dormir agotada por el llanto. Su rostro pequeño y bonito estaba lleno de churretes y surcos que las lágrimas habían dejado en él. 

Mi tripa me gritó. El hambre era tanta... 

Miré mi ropa. Los mismos harapos de siempre. El mismo olor pestilente. El mismo picor en la cabeza. Debían ser los piojos esos. Un ruido llegó hasta mí. ¡Oh no! El carcelero, como le llamábamos a escondidas, se acercaba. 

- ¿Alguien no duerme, pequeños engendros del demonio?

Vio que yo estaba despierta. Y vino hacia mi con tal furia que sentí que me moría antes de que se me acercara. En sus ojos había algo que antes jamás había visto. Un fondo negro y profundo de odio y... ¿dolor?

Cuando fue a darme el primer golpe levanté una mano para defenderme. El puño quedó detenido a escasos centímetros de mi rostro. Mis ojos húmedos fijos en los suyos. En su pupila pude ver a qué se debía ese dolor y lo sentí dentro de mí. Lo cambié. Lo sustituí por una sensación de paz. Nadie debía sufrir un dolor así por muy horrible que fuese con los demás. Y entonces, él se levantó aturdido, se frotó las sienes y miró a su alrededor. No sabía quién era, ni donde estaba...

¿Cómo era posible?

Después pareció que todo llegó hasta él y me miró con arrepentimiento, con gratitud... y de pronto, ¿con miedo?

Miré mi propio cuerpo y vi que una luz lo había encendido. Sentí fuerza dentro de mí y supe qué tenía que hacer. No había sido un sueño. Todo era real. Ya no recibiría más golpes ni pasaría más hambre. Porque yo era una "Hija de la Luna".

Salté de la cama y pasé ante la atónita mirada de aquél hombre que no sabía como reaccionar. Corrí descalza a la calle y caminé. La luna brillaba con fuerza tras de mí... 


Atrás quedaban los edificios y la calle desierta, mientras yo sentía que al fin conocía mi destino. Al día siguiente volvería al hospicio, como si nada. Como si todo. Pues ya conocía mi poder. Mi padre era un tejedor del destino. Mi madre tejía redes para proteger de los hijos del desaliento. 

Y yo... yo era un alma letal para ellos...

23 comentarios:

  1. Una historia llena de esa fantasía mágica
    que atrapa, envuelve y hace volar.

    Una prosa preciosa
    Enhorabuena Margarita

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  2. Que bonito, me encanta! Es un placer leerte! Feliz noche! 😘😘😘

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  3. ¡Qué bonito final! Estaba deseando leerlo y no me ha decepcionado. Es un relato lleno de magia. Felicidades. Un abrazo grande.

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  4. Awww...me encantó. Espero tengas un maravilloso fin de semana. ¡Besitos!

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    1. ¡Gracias Marita! Te deseo lo mismo preciosa, y sobre todo, muchísimas sonrisas :D

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  5. Me han encantado tus tres relatos cósmicos...
    : )

    Besos luneros!

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    1. Muchísimas gracias Carmen, y muchos besos luneros también, ja ja. :D

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  6. Margarita, he leído los tres.Son de una gran profundidad, nos pone en contacto con otros mundos, que habitan cerca de nosotros y no conocemos, pero que ahí están. Me encanta el tema del destino, todos nos preguntamos alguna vez por el destino. Realmente todo tiene un sentido y un porqué, amiga.
    Mi felicitación por tu imaginación y tu buena prosa.
    Mi abrazo y mi cariño.

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    1. ¡Hola Mª Jesús! Muchísimas gracias por tu comentario tan hermoso. A mi el destino me fascina, porque quiero creer que realmente los tejedores del destino están ahí... y somos nosotros mismos.

      ¡Besos! :D

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  7. ¡Hola! Maravillosa tercera parte *_*. Muy mágica y profunda. Me encanta como te expresas ^^. Besos.

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    1. ¡Hola Aida! Muchísimas gracias, tú sabes, yo y mi amor por la magia e inexplicable, ja ja. ¡Besos! :D

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  8. ¡Hola Evan! Muchísimas gracias. Me encanta la magia y no puedo remediar que salga en cada escrito que hago, por breve que sea. Un beso muy gordo :D

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  9. Hola! Que maravilla! Si parece que saliera chispas de tus letras.eres una maga exquisita!!abrazosbuhos

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  10. ¡¡Que hermoso!!

    Que bueno que existiesen esos seres, no sólo en tus cuentos, también en la vida diaria. Hay tanto dolor en las calles, tanto ser maligno que no nos haría mal, que los hijos de la luna se movieran entre nosotros.

    Mi aplauso como siempre y mi admiración.

    mariarosa

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    1. ¡Hola María Rosa! OJalá existiesen, como tú dices hay mucho dolor en la vida real. Tal vez por eso en mis historias siempre intento poner algo de magia, porque creo que es lo único que podría ayudarnos un poco.
      Muchos besos preciosa :D

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  11. ¡Cuánta magia Margarita! Pero no es sólo eso, porque muchos intentan relatos mágicos, pero no lo logran. Por suerte ahí estás vos para dejarnos desde tus letras sensaciones dulces, transparentes y enigmáticas.
    Tal vez a través tuyo los seres mágicos se están expresando y nos creemos que es sólo imaginación. ¿Serás una enviada? Jeje.
    Besos.

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    1. ¡Hola Navegante! ¿Una enviada? Ja ja ja, no creo, no creo. Al menos, hasta ahora no he realizado yo ningún prodigio, pero lo cierto es que de veras que pienso que sería precioso que la magia existiera. Todo tiene una doble cara, por supuesto, habría que utilizarla bien, pero sería hermoso que alguien pudiese solucionar un montón de injusticias, ¿verdad?

      Un beso muy gordo amigo Navegante :D

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