Dios. Capítulo 3 y último

DIOS
¿Te perdiste el primer capítulo? Aquí lo tienes

¿Y el segundo capítulo? También te lo perdiste. Aquí está.

CAPÍTULO TRES (Y ÚLTIMO)

Necesitábamos una mayor amplitud de estudio. Incluso ver como se iba desarrollando. Como afectaba la mutación a su desarrollo y contagio. Y se había vuelto extremadamente contagioso a través del intercambio en cualquiera de sus variantes de los fluidos corporales. Pero no tengo tiempo para más explicaciones. Baste decir que había que estudiar un antídoto, que por supuesto, yo decidiría a quién sí y a quién no suministrar.

Todo era perfecto, hasta que él tuvo que estropearlo. Cuando digo él, me refiero a mi ex marido, el Lucifer de esta historia.

La atracción sexual estaba viva entre nosotros y el reencuentro aquella tarde de verano fue la chispa que ambos necesitábamos. Durante horas no existió en el mundo nada más que él y yo rememorando viejos tiempos. Fue apoteósico. El sexo es un estimulante perfecto para la imaginación. Y yo siempre tuve mucha imaginación. Aquella misma noche, durante la cena de despedida, Andrés probó mi criatura. Sin laboratorios ni condiciones extrañas. Me aseguré de que lo probase cuando ya no lo necesitaba, por supuesto. Y de nuevo, sin saberlo, también probó el antídoto. Me temo que éste último no fue eficaz. Pero el hijo de puta tuvo la osadía de morirse sin advertirme que había revertido su vasectomía cuando se casó por segunda vez. Me había dejado embarazada. Y lo que era aun peor si cabe, me había dejado embarazada con la criatura ya en su interior.

Al principio enfurecí tanto, que me alegré que el antídoto no hubiese funcionado. Pero me temo, que maś tarde comprendí que Andrés me había legado un regalo. Yo era una mujer sana, joven, embarazada... Podía practicar en mí misma. Este embarazo solo seŕia el aliciente perfecto para encontrar lo que me hacía falta. Ahora era mi propia vida la que podía estar en juego.

Fui requerida por las altas esferas del Gobierno. Aquellas de las que nadie conoce nada, aquellas que no existen. Mi proyecto estaba resultando demasiado peligroso. Querían borrarlo, destruirlo, aniquilarlo. Por suerte, siempre fui una mujer previsora. Yo ya había adoptado medidas, de aquella sala, solo yo sobreviviría. Los muy estúpidos habían consumido agua mineral envasada sin comprobar el contenido. Imbéciles. Nadie mataría a mi criatura, y cuando digo “criatura” me refiero a mi sustancia inhaladora de vida.

Un ligero mareo me confundió durante un momento, así que decidí marcharme no sin antes mentirles y asegurar que todo se precintaría.

En poco tiempo empecé a encontrarme peor. No lo comprendía. Mi estado general empezó a empeorar de forma rápida y realmente sorprendida, regresé al laboratorio y me hice las pruebas. ¿Cómo era posible? Yo no había estado expuesta a ningún activador. Volví a comprobar los datos, y comprendí. El virus había vuelto a mutar, y el embarazo había acelerado el proceso en lugar de retardarlo. Ya no necesitaba del activador para ser mortal, ni tan siquiera de la primera ingesta, solo estar cerca de alguien contaminado era suficiente.”

Ahora, tumbada sobre el suelo de mi propio laboratorio, con el frío pegado al alma, mi corazón se detiene por segundos. Lo veo todo. Veo a estos ignorantes sobre mí haciendo preguntas sin sentido que no puedo responder. Huelo mi propia muerte. Ya casi no puedo hablar, no puedo terminar la grabación... Entre mi criatura y mi hijo nonato me han aniquilado. Pero moriré en paz... He mandado verter las existencias que quedaban en los depósitos de agua de la ciudad... La raza humana hará el resto. Nadie debe sobrevivir a su Dios.

Fin