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Yo te cuento

sábado, 22 de octubre de 2016

Hoja perenne



Y aquí vamos con la última reseña propia. En este caso se trata de una historia que no está aun finalizada, aunque le queda muy poco. Solo sentarme y reorganizarme un poco porque tiene muchos personajes, y trata sobre temas fantásticos.
Esta historia se ha ido alargando un poco, y no se si tal vez sería un libro más gordo, o quizás, tendría que dividirlo en dos. Por ahora llevo 335 páginas, pero me quedan al menos 200 más.
Esta historia es de género fantástico. Dos mundos se entrecruzan, el mundo mágico de Vidaria y nuestra propia existencia. Humanos que no lo son, seres mágicos que no tienen poder, y otros que arrasan con él. Fuerza y magia combinados en una profecía que intentan descifrar.

Éste es su eje principal…
Un escogido, dos mundos, tres piedras del destino, cuatro guerreras, cuatro elegidos, y cinco sentidos en cinco puntas de una estrella que giraría en pos de un nuevo camino.
Y éste su prólogo…

       Poca importancia tiene en este momento mi nombre, ni tampoco quién soy. Baste decir que tal vez yo sea tú, aunque ello te parezca increíble. Quizás fui tu pasado, o puede que sea tu futuro. Lo cierto, es que ahora, en este preciso instante en que estoy entrando en tu vida, no necesitas conocer más de mí que mi procedencia.
       Otrora vida yo era un miembro más de Vidaria, un lugar, que en nuestra realidad, llamaríamos diferente, fantástico. Un lugar formado por magia, mitología, fuerza, poder, sabiduría y profecías.
       En una de esas profecías, se hablaba de mí, pero hasta yo mismo desconocía que así era. Al fin y al cabo, todos tenemos nuestro sitio en el engranaje que forman la vida, los sueños y el destino.
       Como no quiero extenderme demasiado, huelga decir que voy a contaros esta historia de la forma más fiel posible a lo que aconteció en aquellos días. Tendré que omitir muchos detalles, a pesar de que la vida está repleta y compuesta por multitud de ellos. Pero comprenderás querido lector, que esta historia es demasiado extensa. Tal vez porque sea la historia de una vida, de cientos de ellas, de millones. O quizás puede que no quiera extenderme más para no herir la sensibilidad y la esencia de la persona protagonista, pues querido amigo, esta historia puede ser la tuya.

Tiene muchos personajes, pero cuatro son sus protagonistas principales. Solo puedo adelantarte que las cuatro no podrán llegar hasta el final…


Te presento a Corina, supuestamente elfa...


Aquí tienes a Esperanza, supuestamente hechicera...


Hiedra, supuestamente humana...


 Irina, supuestamente hada...

Pero no están solas, y no son solo mújeres. Fabián, Jerezaya, Niklas, Sirio, Julio, Alonso... también están ahí.



Y ahora, como en las anteriores… te dejo tres fragmentos para que puedas asomarte un poco mejor a la historia…

Ambos saben lo que han de hacer. Seguros de que no están siendo observados, se dirigen a uno de los árboles más cercanos y colocan sus manos en él.
-         Ancestros de la tierra, ancestros del cielo, protegednos y ayudadnos, en éstos, nuestros desvelos.
Un crujido familiar suena y ante ellos se abre una abertura que da lugar a la cavidad interior del gran ciprés. Los dos entran a ella. La oscuridad les oculta durante un momento y luego, sus ojos empiezan a vislumbrar la cámara secreta oculta en el interior de uno de los árboles más grandes del mundo.
       Ya han estado muchas veces aquí. Libros por doquier, pergaminos, pócimas… este es el lugar que Julio eligió para que Corina aprendiese magia. Ella siempre se sintió atraída por este poder, desde que la primera flecha de su invisible carcaj apareció en sus manos, la muchacha quería saber por qué, cómo, de dónde.
       Por ello, Julio le permitió visitar este lugar y leer todos sus libros, desde que la joven elfa era tan sólo una niña. En el centro de la estancia, una gran mesa de piedra se halla repleta de todos estos volúmenes que ella consulta. Pero lo que de veras le gusta a la muchacha, es estudiar las piedras proféticas. Las Piedras del Destino.
Salvo Julio y ella, pocos conocen que están allí ocultas.  La mayoría cree que la copia de éstas que existe en el castillo de las hadas, pueden ser las auténticas. Pero no. Éstas permanecen cerca de todos, y a la vez, ocultas ante todos, tal como la propia profecía vaticina.
       Con sumo respeto, Corina se acerca y acaricia con suavidad una de ellas, observando como ésta se mueve al tacto de su mano como si de una onda en el agua se tratase. Su maestro la observa algo inquieto. La reacción de la Piedra del Destino ante la joven, es extraordinaria. Ni siquiera a su mano, la mano del gran Maestro, jefe del Cónclave, la piedra se vuelve líquido, como da la sensación de hacer ante Corina. Es como si la roca la reconociese como parte integrante de ella misma, y se amoldase a su suave contacto.
-         ¿Qué vamos a hacer ahora maestro?- pregunta ella casi en un susurro.
-         No lo sé.
Ella detiene su caricia y se gira sorprendida, jamás ha obtenido esa respuesta de su maestro.
-         Sólo tengo dos tablas Corina. Los ancestros crearon una triada. Algún día, las tres figurarán expuestas juntas en este mismo claro. Es su destino, pero aún no he conseguido localizar a la tercera de ellas. La piedra se oculta, se esconde, hasta que sea el momento. Pero lo cierto es que el tiempo se agota.
-         Es muy extraño maestro.- la muchacha de nuevo pasa su mano por la superficie de la Piedra-  Ésta de aquí dice que un día, alguien romperá la totalidad a favor de la unidad. Creará miedo, confusión y cambiará nuestro mundo para siempre. Según la transcripción definitiva, “romperá nuestro mundo”. En cuatro hojas, como la de los tréboles.
-         Así es muchacha. Los cuatro elementos, los cuatro reinos primarios…
-         ¿Qué ocurrió con el cuarto reino?
El anciano se sienta en un viejo tronco cortado cercano a las Piedras. Desde allí, mira con cariño a su aventajada alumna. Se siente agotado, pero sabe que tiene poco tiempo. Ha visto el odio y la determinación en los ojos de su poderoso  enemigo, y ello sólo puede tener un significado. Su vida llega a su fin.  
-         Jamás te lo conté porque no te sabía preparada para conocer toda la historia. Pero ha llegado el momento Corina. Ya es hora de explicarte que el cuarto reino no fue, será.

¿Qué tal? ¿Quieres leer un poquito más?
Ups, te abro otra ventanita…



Antes del alba.
-         ¡Maldito viejo insensato! ¡Cuando regrese victorioso, le mataré con mis propias manos!
-         Todo a su tiempo majestad. Ambos sabemos que ese gnomo rebelde recibirá su castigo- siseó Óculo.
-         ¡Así sea pues! Ahora, sólo quiero pensar en el fragor de la batalla. ¡Partiré al alba! Llevaré mis mejores hombres y carbonizaré esa nueva tierra…- graznó el regente.
Un nuevo sorbo a su copa de vino le hizo a Humane sentir de nuevo ese vigor. Óculo le había preparado un brebaje, que mezclado con el alcohol de la bebida, le daría una fuerza multiplicada que le permitiría cruzar los límites del lugar donde se dirigía y vencer al enemigo. Sería el regente más poderoso. ¡Por fin!
Apretó el puño con fuerza y al comprobar que no quedaba vino en la copa, arrojó ésta con fiereza al fuego de la chimenea.
-         Debéis tranquilizaros mi señor. La empresa que os aguarda no es fácil, aún para un hombre de vuestro poder. – le aseveró el mago.
-         Te equivocas viejo amigo-
El monarca se acercó al hechicero, y éste comprobó complacido la mirada de odio y fiereza que necesitaba para su misión.
-         Tengo muchos motivos que me ayudarán a no cejar en mi empeño.
-         Seréis el rey más poderoso. Nadie podrá negaros nada…- sonrió el mago.
-         Me conoces bien. Cuando regrese, destruiré los reinos del Sol y la Luna. No son más que débiles. Están tan concentrados en odiarse entre ellos gracias a tu ayuda, que no osan pensar que mi reino se fortalece. Pero no quiero ser fuerte. ¡Quiero ser único! ¡Los destruiré sin piedad! Y después, comenzará una nueva era.
-         Donde tendréis todo lo que queráis.
-         Así es Óculo. Todo. Romperé las piedras del destino. Destruiré alianzas, eliminaré a todo aquél que no jure lealtad incondicional a mí… y sobre todo… someteré a los elfos.
De nuevo su mirada se oscureció. Ese maldito tirón en la entrepierna. Tan sólo con pensar en ella, sentía que la sangre le hervía. La deseaba. La quería y la tendría. A cualquier precio. No veía el momento en que aquella elfa insolente tuviese que obedecer todos sus caprichos. La tomaría hasta saciarse y después… tendría que pensar que haría después con ella. ¿Convertirla en su esposa? ¡No! ¡Ya no! La maldita le había rechazado demasiadas veces. ¡Estúpida!
Un nuevo plan cruzó su mente. Saldría victorioso de esa empresa. Estaba seguro de ello. Pero si algo no salía como estaba previsto, la tomaría de todas formas. Después, tendría que matarla para que no le delatase. ¿Pero qué importancia tenía eso ahora? ¿Es más? ¿Por qué esperar? La lascivia empezó a invadir su cuerpo de guerrero, más Óculo le detuvo.
-         Sé lo que estáis pensando majestad. Perdonad mi intromisión, pero os conozco desde hace demasiado tiempo. Hoy no es la noche. Necesitáis toda vuestra fuerza para el viaje de mañana y la posterior lucha.
-         ¡Violentar a una chiquilla no me va a restar fuerzas!- contestó enfurecido Humane.
-         No es una chiquilla cualquiera. Es una elfa y sabéis que es poderosa y respetada por su pueblo. Habéis esperado mucho tiempo. ¿Qué os impide esperar una sola noche más? Mañana, a vuestro regreso, cuando todos os deban pleitesía, ella tendrá que acceder a vos. Podréis disfrutar de ella tanto como os plazca, sin represalias. Y ella lo sabe.
La fiera determinación en los ojos del rey comenzó a esfumarse siendo sustituida por una cruel e irónica sonrisa.
-         ¡Tienes razón viejo amigo! ¡Como siempre! ¡Bien! ¡Prepárame para ése otro sitio!
-         Sabia decisión majestad. Os recuerdo que ese nuevo lugar es muy parecido a Vidaria. Algo más apagado en color quizás, pero es tan sólo para engañar la mente. Habréis de llegar al lugar señalado en el mapa que os he facilitado y en este mismo lugar, tendréis que dar comienzo a la profecía.
-         ¿He de llevarme a todos mis mejores hombres? ¿Es realmente necesario? Ambos sabemos que no regresarán.
-         Ya hemos discutido esto antes majestad. Una gran fuerza, un gran poder, requiere un gran sacrificio. La magia extrema y oscura, tiene un precio. Si os lleváis a vuestros peores hombres, o no lleváis a todo el ejército en un combate tan singular, los otros reinos podrán sospechar. Sabéis que los gnomos y los elfos confabulan contra vos. No le deis más armas para ello.
Humane estrelló su inmenso puño sobre la mesa de madera y la partió en dos. Rugió de pura prepotencia y a la vez, de impotencia.


Y el último fragmentito amigos…

-         Mañana vendrá un nuevo caso al centro. Esta vez es un chico con autismo, un caso algo extraño, la verdad. Va a necesitar muchos cuidados. Tú tienes un don especial para ello, no sé cómo lo haces, pero contigo, se tranquilizan. Llevas con nosotros casi un año ya, y aún no te he dejado al frente de ninguno de nuestros muchachos. Siempre has colaborado con otros compañeros. Ha llegado el momento Sabina. Creo que estás más que preparada. Tienes algo, un don especial, los entiendes como nadie.
Sabina se quedó anonadada. No sabía que decir. Dar las gracias estaría bien, desde luego. Se sentía desconcertada. Es verdad que tenía una especie de don desde siempre, tanto con los niños, como con las personas con algún tipo de discapacidad física o psíquica. En más de una ocasión, había “conectado” con esas personas.
-         No sé qué decir. Muchas gracias.
-         Lo has conseguido con tu esfuerzo Sabina. Cuando llegaste estabas algo distraída, pero nos has demostrado a todos que eres una excelente trabajadora social y que entiendes las necesidades de nuestros usuarios de una forma clara. Además, tienes una mano increíble a la hora de informar a los padres cuando hemos de reestructurar servicios.- añadió sonriendo.
Jamás había visto sonreír a la señora Márquez. El día estaba resultando una caja de sorpresas. El dolor de cabeza apretó de pronto y Sabina tuvo que sujetarse a la mesa. Estaba pálida y se sentía débil.
-         ¿Qué ocurre? ¿Estás enferma?
-         Jaquecas. Continuas. Pero estaré bien en un momento, sólo  necesito algo de aire, de veras.
-         ¿Estás segura? Estás muy pálida.
-         Sí, de veras, estoy bien. Muchas gracias de nuevo por su confianza, no la defraudaré. ¿Me permite ver el historial del chico? ¿Cómo se llama?
-         Alonso. Diecisiete años. Aquí lo tienes todo.
-         Gracias de nuevo.
Sabina tomó la carpeta en sus manos y salió al patio. Necesitaba aire. En ese momento no llovía y sin dudarlo se sentó en uno de los bancos que había junto a las enredaderas. Respiró hondo y se percató de la fragancia de las flores. Deseó con intensidad que saliese el sol y encantada vio cómo las nubes despejaban un instante el firmamento dando lugar a un hermoso arco iris.
       Masajeó sus sienes y le pareció escuchar el canto de un ruiseñor. Sólo un ruiseñor podía cantar así. ¿Verdad? Cerró los ojos y notó la tibieza del sol en su rostro. Un nuevo olor llegó hasta ella y se fijó en los rosales. Habían comenzado a florecer. Se sintió con energías renovadas. Qué hermoso estaba todo después de la lluvia. Si pudiese volar, lo observaría todo desde arriba, volaría y volaría… sin parar. Si tuviese alas, las desplegaría y levantaría el vuelo, altiva, majestuosa, jugaría con la Naturaleza.
       El dolor de cabeza cesó un poco, pero sentía una añoranza, un sentimiento extraño. Se quitó la chaqueta y la goma que sujetaba su cabello. Miró su calzado. ¿Calzado? Quería estar descalza y correr por el prado que se veía a pocos metros de allí. Soltó la chaqueta sin percatarse siquiera de que se estaba mojando sobre el frío suelo. Necesitaba aire, más aire. Su cabello suelto comenzó a moverse.
       La señora Márquez la observaba desde el interior del recinto. Hoy Sabina estaba muy extraña. Tal vez se precipitó al darle el caso de Alonso, pero había observado a la muchacha y era especial. Ya llevaba mucho tiempo dedicándose a trabajar con chicos con necesidades especiales. Las personas que ella contrataba o que le enviaban desde la Delegación, solían ser las acertadas. Por suerte, en muy contadas ocasiones, había tenido que despedir a nadie. Con Sabina, fue una especie de flechazo. La observó el día que llegó y comprobó su don. Pero hoy se estaba mostrando muy extraña. ¿Se había quitado la chaqueta y soltado el cabello? ¿Se había quitado los zapatos sobre las frías baldosas mojadas del patio? ¿Qué hacía? ¿Bailaba?
       En cuestión de segundos dejó de pensar en si su empleada bailaba o no. Desde la ventana comprobó como la muchacha caía inerte al suelo. Llamó a Raúl, el joven conserje de la entrada y corrió presurosa al patio.
       Ambos se acercaron al cuerpo desmadejado de Sabina.
-         ¡Sabina! ¡Sabina!
-         La estrella… cuidado, ellos se acercan, vienen por nosotros y nos robaran nuestra energía… no llores pequeña, todo saldrá bien, ¡no me cortéis las alas! ¡Las necesito!
-         Llama al 061, Raúl. No sé qué le pasa a Sabina, pero parece grave.
El muchacho salió disparado al teléfono e hizo lo pertinente. Después regresó y comprobó que varios compañeros habían acudido. Sabina estaba más tranquila. Parecía haberse dormido. Observó que había una carpeta sobre el banco, colocada sobre la chaqueta de la joven. Estaba seca. La tomó en sus manos y sintió una especie de impulso irrefrenable de abrirla. Era lo último que ella había visto antes de actuar de una forma tan extraña.
Con sigilo, pues sabía que no le correspondía, abrió la carpeta y vio el rostro de un muchacho. Alonso era su nombre. No especificaba la enfermedad que tenía, sólo que parecía algún tipo de autismo. Al parecer, el muchacho permanecía cerrado en sí mismo. En el informe explicaba que le gustaba mucho dibujar. Podía pasar horas y horas dibujando. En el mismo expediente había algunos dibujos. Raúl tomó uno de ellos en la mano y sintió un escalofrío. Sabía que no debía estar curioseando, pero no podía evitarlo.
-         ¿Qué haces ahí parado Raúl?
Con rapidez, cerró la carpeta de golpe, en su rostro la culpabilidad de haber sido cogido en una acción inapropiada.
- Ah, veo que has rescatado la carpeta de Sabina. Gracias. Puedes dármela.
Carolina Márquez tomó la carpeta de manos del joven asustado. Había regresado por su bolso, iba a acompañar a Sabina en la ambulancia al hospital.
En pocos minutos, la ambulancia llegaba y el 061 hacía un reconocimiento previo. Sabina comenzaba a volver en sí, pero estaba muy aturdida y decidieron que era mejor llevarla al hospital. Mientras le hacían preguntas, Carolina se percató de la poca familia y lo sola que en realidad estaba Sabina. Sintió pena por la joven, al fin y al cabo, ella misma era miembro de una familia bastante numerosa. Carolina solía mostrarse seria y fría en el trabajo pues desempeñaba una función de suma responsabilidad, más ello no quería decir que tuviese el corazón de piedra, ni mucho menos.
Hizo una llamada a casa y decidió que se quedaría a acompañar a su empleada hasta que ella estuviese mejor. Tomó asiento en la sala de espera y empezó a hojear el expediente de Alonso a fin de matar un poco el tiempo. Fue entonces cuando leyó que el muchacho era un dibujante extraordinario. Observó algunos dibujos. Casi todos de la misma temática. Hadas revoloteando y jugando entre las ramas de un árbol. Risas y juegos de seres pequeñitos. Y había uno especialmente bueno. Era un primer plano de una hada hermosísima… y tremendamente familiar. ¿Cómo era posible que Sabina no le contase que ya conocía a Alonso? Pues otra explicación no podía haber para lo que estaban viendo sus ojos.
Era un trabajo de profesional. Con total nitidez podía apreciarse a Sabina, feliz, alegre, con su larga melena al viento, y dos hermosas alas desplegadas. Bajo ella, escrito en letra cursiva “Hada del fresno”.

Bueno amigos, y aquí terminamos con la última reseña.

¿Lo leerías?

¿Lo termino?

¿Lo saco del cajón y le muestro la luz?




6 comentarios:

  1. Claro que lo tienes que terminar!!! Pero alárgalo y hazlo trilogía 😁

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    1. PUes si cuesta trabajo uno, ni te cuento tres, ja ja ja. Muchos besos ricitos :D

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  2. Yo lo terminaría, Margarita. Hay muchos lectores que les encanta el tema de las hadas y los hechizos. A mí me gustan otros géneros porque me pierdo en las historias. Siempre me ha pasado, por lo que no disfruto de la ficción como la mayoría de los mortales. La última parte de la tercera reseña me ha enganchado más, será por el realismo, claro.
    Cuánto talento tienes, Margarita. Gracias por estos buenos ratitos.

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  3. ¡Gracias Espe! Pues una de las protagonistas tiene tu nombre, pero puedo prometor que fue antes de conocerte, ja ja, aunque ambas tenéis una buena cantidad de magia en vuestro interior.
    Muchos besos y muchisimas gracias por ayudarme Espe :D

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  4. wowww este creo que se lleva el primer lugar de mis favoritos de tus libros, a pesar de que no lo has terminado, siento que tiene muy buen potencial! y sobre todo un libro que engancha por que ya desde los personajes se va viendo la magia y los misterios que estan por resolver... :D

    Yo lo leeeria!!! :D completito!

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    1. Y no se por qué yo me imaginaba que era el que más te iba a gustar, ja ja.
      Muchas gracias por tu opinión Paulina. Un beso enorme :D

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