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Yo te cuento

miércoles, 30 de octubre de 2019

El misterioso rosal del cementerio




El mes de octubre se despedía a través del frescor de sus noches. Algún que otro banco de niebla, en la zona cercana al río, cortaba la oscuridad con su vapor blanquecino. Andrea gustaba de pasear a diario por aquella zona, lejos de curiosos y transeuntes inquietos. Debido a su cierta lejanía del pueblo, y a su cercanía con el cementerio, aquél camino de adoquines y piedras húmedas, no era la opción de muchos, y por tanto, era un lugar muy tranquilo.


Le gustaba de llevar sobre los hombros de su bonito vestido, una toquita de lana blanca que su abuela le había tejido hacía ya mucho tiempo, cuando ella apenas comenzaba a ser una adolescente.

El cabello suelto, tintando de oscuro la toquilla blanca, desparramado sin orden ni concierto, y una piel extremadamente pálida, le conferían a Andrea sin lugar a dudas el mismo aspecto que podría tener un fantasma, si es que estos existieran, claro.

La muchacha, pues era bastante joven, no sobrepasando los veinte años, gustaba de aquellos paseos nocturnos, pero sobre todo, de aquél detalle en cuestión que la seguía sorprendiendo y agradando a partes iguales. Una hermosa rosa roja de largo talle, colocada sobre el murete del camino que iba al cementerio y que ella recorría. Una rosa que solía desprender un aroma intenso que la envolvía y la hacía abrazarse a sí misma en una sonrisa... “Héctor”. Estaba segura, de que aquella preciosa flor, solo podía ser de Héctor, para ella. Aquella fragancia era la de la variedad de “Pasión de Andrea”. Así la llamó él cuando al fin obtuvo la mezcla perfecta y exacta que deseaba. Una variedad de la que le preparó a ella un ramo, junto con un anillo, y una promesa. La de acompañarla toda su vida si aceptaba casarse con él.

Todavía sonreía al recordar aquellos instantes en que sus labios se unieron mientras ella sostenía en sus manos la primera de tantas rosas que él, le regalaría cada día. Y por supuesto... le dijo que sí.

Cómo se las arreglaba para que florecieran en todas las estaciones del año, era algo que ella desconocía, y que él jamás le quiso confesar. Pero ahí estaban. Como cada día que ella decidía hacer aquél paseo, la recompensa de su rosa la esperaba.

Héctor...

¿Desde cuándo no le veía?

Tan abstraída quedó por ese pensamiento, que se detuvo más tiempo que de costumbre en aquél camino. Y así fue como poco a poco, empezó a ver como una sombra se dibujaba a través de la niebla. Alguien se acercaba, alguien no muy alto... alguien encorvado, pues la figura empezó a tener contorno y en ese contorno se apreciaba un bastón, al que aquella figura se agarraba con fuerza. Una figura cada vez más cercana, hasta que al fin Andrea pudo divisar que además del bastón, portaba algo más. Algo que parecía... ¡sí! ¡Una rosa! Una rosa de talle largo que parecía bailar al son del vaivén del anciano.

¡Menuda casualidad! Agarrando la suya, Andrea comenzó a caminar para acercarse al hombre, y quizás conversar con él. Más quedó sin palabras cuando estuvo a su altura y reconoció en aquél rostro arrugado, las muestras de cansancio rodeando la vivacidad ahora apagada de los ojos de su amado Héctor...

Sintió una angustia indecible y un único deseo. Abrazarle. ¿Podría ser algún familiar? ¿Algún tío? ¿Su padre? No... Héctor quedó huérfano de niño.

Las palabras no fueron necesarias, cuando por arte de magia, y sin razón aparente,la niebla que envolvía a ambos como un lazo que sujeta, se desvaneció en cuestión de segundos. El camino quedó al descubierto, y a su alrededor empezaron a brotar lápidas, como si estas fueran pequeños arbustos de piedra. El murete resultó ser la parte superior de esas enormes lápidas de suelo, a las que a veces, situán una cadena alrededor. Cadena que también surgió de la nada, haciendo a Andrea sentir que aquél anciano y ella estaban en un lugar en el que no debían.

Pero el hombre dejó de ser para ella visible durante un instante, en que toda su atención se fijó en una bella rosa esculpida en la piedra, con tal precisión, que parecía real. Una rosa de largo talle,cuyas hojas cubrían una fotografía y un nombre.

Su fotografía, su nombre...



Héctor había cumplido su promesa. Jamás se olvidó de ella, acudiendo a su cita, portando su rosa. Pero ella... sí había olvidado que su vida se apagó poco tiempo después de aquél día.

Ambos se miraron durante un instante, hasta que Héctor sintió la emoción con tanta fuerza, que no se percató que aquellos sentimientos le estaban golpeando el pecho hasta romper su corazón. 

 

Nadie pudo explicar jamás, la desaparición de Héctor. Nadie pudo explicar jamás, que en aquella lápida inmensa que había al fondo del cementerio, junto al camino de piedras, ahora habia dos rosas esculpidas en lugar de una. Como tampoco pudo explicar nadie jamás, que un inmenso rosal, hubiese crecido tras aquella pared de piedra y viejos ladrillos. Y creció cubriendo la tumba por completo, con una variedad de rosas de un rojo intenso... que desprendían un aroma tal, que todo el cementerio se hallaba perfumado. Si alguien osaba cortar alguna de ellas, ésta moría al instante convirtiendose en una flor de cartón viejo y moho.

No, nadie pudo explicar jamás, la desaparición de Héctor. Salvo el viejo camino de piedras, que ahora era testigo de los besos y arrumacos de dos jóvenes enamorados, que cada día se desvanecían al ser tocados por el sol. 

 


18 comentarios:

  1. ¡Hola Margarita!
    ¡Qué bonita la historia! bueno, y triste también.
    Me ha encantado y para estas fechas viene genial.
    Besos.

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    1. ¡Gracias Aida! Un poquito triste sí, y además tenía un final algo diferente...pero no me atreví por si habia niños entre los lectores. Un beso preciosa, y ¡feliz Halloween! :D

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  2. Una bonita historia de amor inmersa en un ambiente de fantasmagórico, muy adecuado al momento. Me gustó mucho, Margarita. Un beso.

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    1. Hola Rita, muchísimas gracias y un muy feliz Halloween cariño :D

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  3. Que historia tan bonita, de verdad, me ha emocionado, me ha arrancado tantos y tantos sentimientos
    Gracias por brindarnos tan hermosa entrada
    Un besazo guapisima ♡

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    1. Muchisimas gracias preciosa, ainssss, ¡Feliz Halloween! :D

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  4. Me gustó la entrega que pusiste, Margarita. Has conseguido darle el toque apasionado y real, que a todos nos engancha y nos emociona, amiga.
    Mi felicitación y gracias por tu cercanía siempre.
    Mi abrazo y feliz día de los Santos.

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    1. ¡Hola Mª Jesús! Muchísimas gracias preciosa. Un beso :D

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  5. ¡Hola! ^^
    Una gran historia perfecta para estas fechas. No sabes como te envidio, porque yo no valgo para escribir >.<
    Besos!

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    1. Hola Mary Chan. Seguro que si te pones, sí que sale esa escritura. A veces, empezar a escribir para tí misma, ayuda tela. Como no temes quién lo va a leer, te sueltas mucho. A mi me gusta escribir desde pequeña. La primera vez que me presenté a un concurso fue con ocho años, una segunda versión del Quijote unas cuántas páginas. Lo pasé genial y descubrí, que escribir... es mi mundo. Besitos cariño :D

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  6. Hermosa historia de amor. Amores así ya no existen Margarita. Me encanto leerte. Saludos amiga.

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  7. Preciosa historia de amor llena de magia y misterio. Siempre es un placer leerte.

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    1. Hola Nuria, muchisimas gracias. Ainss, lo mismo te digo. Besitos :D

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  8. ¡Hola! Que historia tan triste por un lado y bonita por otra. Me ha gustado mucho aunque me ha dado mucha pena Héctor, que ha tenido que esperar toda una vida para volver al lado de su amada. Ella también me da pena pero me ha parecido que para ella el tiempo no transcurre igual y que no sabía nada. Pero me alegro que al final pudieran estar juntos. Que bonita. ¡Un beso!

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    1. Hola Seveth, ¡muchísimas gracias! Iba a escribir algo que diese miedito, miedito, pero al final, fíjate, ja ja. Un beso muy fuerte :D

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  9. Margarita en estado puro. Con ese toque gótico tan romántico que nos ofreces cada tanto.
    No es fácil mostrar la belleza que hay dentro de un relato oscuro, pero lo conseguís de manera delicada y efectiva. Además, lo verdaderamente valioso en la vida suele tener inevitablemente su lado triste.
    Muy bien amiga.
    Besos.

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