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Yo te cuento

miércoles, 31 de octubre de 2018

Sentirte



La frialdad del suelo me resulta excitante. Entre risas y bromas, la sangre calentada, un coqueteo durante mucho tiempo alargado, la seducción llevada a cabo paso a paso, con lentitud, y avances seguros.

Su cabellera se encuentra entre mis dedos y ambos nos envolvemos en un abrazo de necesidad y lujuria. Ha improvisado un lecho sobre las hojas caidas bajo el viejo roble. Me ha dicho que no me preocupe por el frío. Él me hará entrar en calor, me susurra entre beso y beso, mientras sus manos inician su recorrido, como en una ceremonia hermosa, con lentitud y respeto. La noche está algo nublada, pero es cierto que no hace frío. Las tupidas hojas del viejo roble nos sirven como escondrijo de amor en esta noche tan esperada. Este momento tan alargado, tan deseado.


Nos conocimos hace ya varios meses, y la atracción surgió desde el primer instante. Su voz aterciopelada supo limar las asperezas de mi anterior desengaño. Sus bromas y juegos empezaron a abrir la armadura cerrada y la sensualidad de su mirada comenzó a derretir los obstáculos. Y aquí estamos, en el día de mi cumpleaños. Truco o trato me propuso... Ambos, le respondi yo entre risas. El mejor truco que te han hecho jamás, y un trato, como regalo de cumpleaños, un grito en la noche apasionado y repleto nacido de mi garganta ansiosa... Esa fue su promesa.

Ha sentido mi nerviosismo y me ha traído a este lugar que ha preparado de forma hermosa. Unas mantas recubren el lecho de hojas y hasta ha traido velas que enciende a mi alrededor. Prefiero no tumbarme y apoyo mi espalda contra el grueso tronco del viejo roble. Él se sienta conmigo, iniciando sus besos un surco de fuego en mi piel.

Botón a botón va ganando terreno, despacio. La yema de sus dedos va quemando mi piel desnuda, en una lenta caricia que amenaza con llevarme al extremo más deseado. No recuerdo este fuego que comienza a extenderse, este deseo líquido que me hace respirar con dificultad. Sus labios sobre los míos, saboreándome, saboreándonos. Siento un descenso de su lengua ardiente por el tenue canal abierto de mi blusa. Su aliento susurrando mi nombre, sus manos dibujando promesas en el lienzo improvisado de mi cuerpo... caricia tras caricia buscando aquellos puntos más sensibles; los jadeos aumentando en el sonido dormido de la noche; el deseo creciendo, y ambos cuerpos comenzando a ser torrentes cálidos. Siento como su ímpetu crece y sus caricias se vuelven más exigentes, más atrevidas. Intento seguirle en su juego, pero siento que él ha tomado su propio ritmo.

De pronto siento algo de frío entre tanta llama, el anhelo imperando. Necesito que se detenga un instante, ver su rostro, sentir su mirada, unir nuestras pupilas. Me cuesta detenerle. Se ha vuelto exigente... Es entonces que abro los ojos para ver el deseo en su rostro. Solo se me ocurre susurrar a su oído...

- Necesito sentirte.

Miles de ojos brillantes y amarillentos me rodean entre la espesura cercana y entro en pánico repentino, cortando mi deseo y helando mi alma. Intento avisarle y entonces... veo su sonrisa. Una sonrisa anclada sobre dos colmillos sobresalientes, de unos labios resecos, que buscan colmar su sed en la vena palpitante de mi cuello; mientras sus ojos se han tornado repletos de nubes y yo cumplo su profecía, gritando con las pocas fuerzas que a mi cuerpo le quedan. Casi no respiro cuando escucho su susurro ronco junto a mi oído, mis ojos ya abiertos de par en par y mi cuerpo intentando una huida que no llega...

- Te prometí un grito...

Y sí. Grito de nuevo agitando mi cuerpo en espasmos del más instintivo terror posible.


9 comentarios:

  1. Un relato muy apropiado para esta noche...
    Vaya final, con lo bien que había empezado todo.
    Besossssss

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    1. Ja ja ja, pues sí Maite. Vaya terminación de noche, ja ja. ¡Besos! :D

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  2. Excitante relato! Muy creativo y detallado.

    Abrazos Margarita.

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    1. ¡Gracias Ernesto! Las cosas que se pone una a contar en Halloween, tú sabes, esas cosillas que pasan en ésta y cualquier otra noche....
      ¡Besos! :D

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  3. Madre mia, olvidé que estábamos en Noviembre y creí estar leyendo un relato suave y romántico. Genial.

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    1. Ja ja ja, ¡Gracias Manuela! Tú sabes, estas noches son muuuuy raras, ja ja.
      ¡Besos y bienvenida a mi pequeño mundo! Gracias por comentar, los comentarios me ayudan mucho.

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  4. Uf... bue... esteee... excitado primero y luego con cierto escozor recorriendo mi espalda. Me hiciste sentir de todo, jeje.
    Besos.

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