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Yo te cuento

viernes, 29 de diciembre de 2017

El 2018 ya asoma la cabecita


(Ilustración propia... ¡¡yupi!!)

La última noche del mes de diciembre de 2017. Una noche fría y algo nublada. Los guiños estelares ya coronan el cielo, escondiendo juguetones las puntitas de su cuerpo tras los armazones de algodón, mientras la luna se acomoda con holgura, suspirando de puro placer, sabedora de que ésta, va a ser una noche especial, una de esas noches en las que puede ocurrir algo hermoso, algo como el nacimiento de un nuevo año.

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Mi lectura (escritura e ilustración) inmediata para el nuevo año




Amigos, ¡que se nos acaba el año! Y es así, y bueno, no sé yo ustedes, pero yo tengo una de mis aficciones favoritas un poco dejada de lado. 

Me refiero a la lectura.


Adoro leer desde muy pequeña, pero en los últimos años solo puedo leer a troche y moche. Tengo un libro además, que es mi pendiente desde hace años. "Matar a un ruiseñor". Mi amiga Mª José Campos me lo regaló, pero aun no he podido leerlo. Es cosa como de magia, porque cada vez que voy a empezarlo, un libro escrito por algún amigo se antepone. Pero... este 2018 será el año. 

martes, 26 de diciembre de 2017

El trigo que cae, Xenia García



¿Qué hacer para que un grano de trigo caiga en la tierra y no muera? ¿Qué hacer para que no quede infecundo? ¿Por qué hay relaciones que florecen y otras que apenan brotan? A los personajes de los veinte relatos que componen El trigo que cae, a veces, les crecen raíces y se agarran a la tierra. Otras, continúan deambulando en busca de respuestas – y quién no- porque desconocen lo que sembraron.

Hola amigos. “El trigo que cae” es un libro de relatos que ha escrito una periodista sevillana, Xenia García, a la que tuve el gran placer de conocer hace dos años en el taller de escritura de Casa Tomada, e ilustrado por Juan Carlos Amaro Cosano, que ha visto la luz gracias a la editorial Talentura.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Y... llegó Navidad

  



Ummm. ¿Qué es ese pitido? La alarma... Hora de levantarse. A duras penas, consigo sentarme en la cama y colocar los pies en el suelo. “Despierta, despierta”.

¿Alguna vez has ido zombie a algún sitio? Anoche me acosté muy tarde respondiendo mensajes de felicitación navideños. ¡Pero si aún falta mucho para Navidad! ¿Verdad? La pantalla de mi móvil, mientras apago la alarma, me saca la lengua retadora con un inmenso “21 de diciembre” brillando cegador. Casi tiro el teléfono al suelo, mientras pongo la cara del emoticono del wassap, ése que imita al “Grito” de Munch. ¡¡21 de diciembre!! No me pesa el cuerpo de sueño, ¡me pesa porque tengo la Navidad encima!

 ¿Cuándo ha ocurrido esto? Normalmente, suele ser educada y tocar con suavidad a mi ventana. Incluso, cuando decido abrir la puerta, ella entra de forma educada y lenta. ¡Pero este año, no! Este año me la acabo de encontrar aquí, a mi lado, sentada en la cama, con los pies en el suelo y mirándome burlona.

martes, 19 de diciembre de 2017

Abre las alas, de Nayade García Mena



¿Qué sería de ti si perdieras a una de esas personas imprescindibles en tu vida? Tras el fallecimiento de Berli, Wyna se enfrente al complicado obstáculo de llevar el día a día sin su amiga, aunque ella no la abandonará nunca. Es difícil continuar con tu vida tras una perdida, hay miles de datos y preguntas que abordar, muchas complicaciones que superar, y todo con un solo objetivo: “Cerrar los ojos, abrir las alas y volar”

domingo, 17 de diciembre de 2017

El cetro. Capítulo 5



Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4

Capítulo 5

A las nueve de la mañana, Ernesto e Iris cumplirían treinta años. Y a las ocho y cuarenta y cinco, el timbre de la casa comenzó a sonar con fuerza.

Una resplandeciente Iris abrió la puerta a su hermano y le abrazó con fuerza.

- Feliz cumpleaños hermano.

Ernesto se quedó mirándola absorto y de su boca no salía sonido alguno, hasta que finalmente, un débil “Feliz cumpleaños, hermana” surgió.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Presentación de Estatuas de sal en Cañada Rosal... con sombrero rojo





Hola amigos. Hoy voy a entregaros un cachito de mi cielo. Voy a compartir con vosotros la segunda presentación de Estatuas de sal, esta vez, en Cañada Rosal, el que podría llamarse mi pueblo natal, aunque no sea así con exactitud. 

Nací en Palma del Río, en un día alocado e intenso donde mis padres decidieron que era bueno que mi madre se fotografiase estando embarazada. Tras la mencionada reflexión, decidieron que había que busca un fotógrafo, y el fotógrafo más cercano estaba en Palma del Río. Así que papá joven y alocado, propuso a mamá joven y alocada, y ambos, convertidos en motoristas del momento, pusieron pies en polvorosa en busca del fotógrafo deseado. 

De esa guisa, y con tanto ajetreo... decidí yo que eso de la foto no estaba mal, pero que a mí eso de tanta carrera no me gustaba. (Mal hecho, aun hoy en día sigo corriendo, ji ji). Por ello, tras la hermosa fotografía de los dos jóvenes moteros en la que casi salgo yo asomando bajo el vestido de mamá... decidí nacer. Ya. De pronto.¿Por qué no?

Tras ese día memorable para algunos, estresante para otros, y desde luego, vital para mí... pusimos rumbo a la mágica y legendaria Córdoba, donde llegué a mi primer añito de edad. 

A partir de ahí.... "voilá". Rumbo a Cañada Rosal, un pueblo encantador de Sevilla que se da la mano con Palma del Río, y que me acogió como los carrosaleños saben hacer. Con todo el corazón, el alma y el espíritu. 

viernes, 8 de diciembre de 2017

El cetro. Capítulo 4





Capítulo 4

Iris contuvo la respiración. Con las manos ligeramente temblorosas, acarició la tapa de la caja antes de abrirla. Ernesto se había sentado a su lado. Como siempre hacía cada vez que alguno de los dos tenía ante sí algo importante. Eran dos mellizos que más bien parecían gemelos por la  increíble afinidad que poseían.

Ambos se miraron un momento sonriendo al ver el interior. Canicas, cromos, un trozo de tela de una camisa de Ernesto, y… ¡Vaya! Ambos contuvieron el aliento mientras Ernesto tomaba aquel objeto entre sus manos y lo acercaba más a ambos.

sábado, 2 de diciembre de 2017

El cetro. Capítulo 3



Capítulo 1
Capítulo 2

Capítulo 3


- Iris… ¿estás bien? – volvió a preguntarle Ernesto preocupado.
- Anoche salí de copas e igual me pasé un poco. No lo sé.

Un llanto apagado se escuchó desde el interior de la casa y ambos hermanos entraron inquietos. Jacinta lloraba de forma silenciosa mientras partía unas verduras como si en ello le fuese la vida.

- Mamá, ¿qué pasa?- le preguntó Iris acercándose a ella preocupada. Pero no consiguió acercarse mucho cuando de nuevo, sintió que la vista se le nublaba y caía al suelo.


Una anciana de ojos alegres idénticos a los suyos, le acariciaba su negra y brillante cabellera, mientras con ternura, colocaba sobre la palma de su mano un escarabajo precioso…

Iris observó su mano y comprobó que como la vez anterior, era tan solo una niña. La voz de la anciana le susurraba palabras que no entendía del todo, y otras que sí…

-         El escarabajo verde es el disfraz que adopta el Dios Ra, mi pequeña. Al igual que ese bichito pequeño, el Dios Ra también hace girar y girar el sol de un lado al otro del firmamento para que a todos nos llegue su calorcito

Al igual que la vez anterior, despertó con su madre y su hermano a su lado.

- Aquí ocurre algo y vosotras dos me lo vais a contar ahora mismo. – susurró Ernesto pasándose una mano nervioso por el pelo.

Sin decir una sola palabra, la madre se dirigió a uno de los cajones de su cómoda y ante los atónitos ojos de sus hijos, sacó una pequeña bolsa de terciopelo rojo. La colocó con mucho cuidado ante ambos y de su interior, sacó una pequeña cajita de forma irregular. Tenía forma triangular, de madera, y totalmente cubierta de pequeños cuadraditos tallados y cubiertos de colores.

Rojo, amarillo, azul y verde la decoraban. En el centro había un dibujo. Un papiro egipcio. Los lados de la caja medían aproximadamente y a simple vista unos quince, veinte y veinticinco centímetros.

Ambos hermanos contuvieron la respiración. Su caja de tesoros.

Fue entonces cuando Iris escuchó, de forma clara y precisa, como si viniese de alguien que estuviese en la misma habitación…la voz de aquella anciana que antes había visto en sueños y en sus desmayos.

-         Guarda aquí tus tesoros pequeña. Tiene la dimensión 3,4,5. El triángulo sagrado.