Había
una vez una niña, que con ser niña soñaba. Su piel era de canela, clavo, y miel
en rama. Tenía sonrisa de amanecer y promesas de henna en la piel. Dibujaba
estrellas con tallos y hojas. Las hacía crecer hasta el cielo y las enredaba en
las nubes que se deshacían, porque no la dejaban ser niña.
Había una vez una niña, que solo quería soñar con tener una infancia. No quería velo de mujer, ni ser muñeca rota.
Solo quería ser flor de loto en un estanque de agua calma, nenúfar que sueña con madrugadas, donde la niñez no es en blanco y negro.
Hay libros que logran que el tiempo se detenga al adentrarse en sus páginas. Necesitan ser leídos con voz, despacio, retando a las prisas que hoy en día condenan a una sociedad que olvidó detenerse. Páginas que incitan a la empatía, en este caso, hacia la mujer que definen, y que lleva en los bolsillos de su delantal, una vida entera.
"Chica de dentro novela las andanzas de Chona González, mujer valiente y voluntariosa que, confiando en la utilidad de que su historia forme parte de la memoria colectiva, se atreve a contarle al autor toda una vida marcada por la adversidad y la resiliencia."
Siempre he sentido escalofríos al tocar un pájaro. Notar el movimiento de ese pequeño cuerpo frágil bajo la suavidad de sus plumas.
Me inquietan los movimientos que se sacuden bajo los dedos al aprisionar a esas hermosas criaturas, o la forma en que se aferran con esas patitas delgadas y sumamente frágiles, a la piel.
Pero también hay algo que me fascina sin igual. Los ojos, redondos, pequeños, pero tan profundos que no ves el fin en ellos. Y, por supuesto, su capacidad para volar.
Quiero dar las gracias a Click Ediciones, y a Luisa Ferro, que con suma amabilidad solicitó a su editorial que contactasen conmigo y me enviasen esta maravilla de novela; sin embargo, ya estaba en mi poder, pues la primera parte de esta bilogía me enamoró de tal forma, que no podía dejar escapar la segunda.
Cuenta una leyenda griega que el sol y la luna eran seres mortales que estaban enamorados.
Era un amor tan puro, fuerte y real, que la misma diosa Afrodita sintió celos de él. Ella, como diosa, no entendía que un amor entre dos mortales pudiese tener esa fuerza.
Los celos no son buenos consejeros, y la diosa decidió demostrar al resto de mortales e inmortales, que ese amor no era tan sólido como parecía. Seductora, se presentó bella e incitadora ante el Sol, que por aquél entonces, era solo un joven más.
Afrodita no estaba preparada para la respuesta del Sol, que confirmó a la diosa que era la mujer más bella y dulce que jamás había visto, pero que su corazón pertenecía a su amada Luna, su amada mujer.
La diosa enfureció, pues no había conseguido más que comprobar que, en efecto, el amor entre el Sol y la Luna superaba todos los obstáculos y era fuerte y hermoso. Un amor que superaba incluso al de los dioses. Enfadada, mandó separarlos para siempre.
El hombre solo podría salir de día y la mujer de noche. De esa forma no podrían coincidir y se consumiría la llama del amor. Pero ese bendito amor no se terminó y ello conmovió a Zeus, que al no poder contradecir la orden dada por Afrodita, decidió hacer algunos cambios. Les dio la oportunidad de ver sus rostros, aunque solo fuesen instantes.
Por ello, cuando el sol brilla con toda su intensidad, y la temperatura es alta, se puede ver la silueta de la luna en el horizonte.
(Leyenda incluida en mi novela "Brumas del pasado")
Una noche más de insomnio.
Estela tomó un nuevo lienzo en sus manos, blanco, vacío, con una vida todavía inexistente.
Los pinceles gritaban su nombre desde la esquina de aquella mesa desvencijada, que parecía haber sufrido toda una eternidad.
De nuevo, esa sensación en el estómago. La inquietud de crear algo mediocre.
Comenzó a dar trazos que para ella, eran un camino que le hubiese gustado llenar de estrellas, y no de miedos. Sus fantasmas llenaron el lienzo, y sin ser consciente, se liberó de ellos.
Ahora el lienzo respiraba, y ella, también.
""...Un verso vacío se aloja
en el poyete de la ventana
abro los visillos como el telón
de un teatro en ruinas..."
Hola amigos míos, hoy os comparto el segundo tomo de "TESTAMENTO", en esta ocasión... "Primeros poemas bajo tierra", de A. Javier Muñoz Livio.
La
esperanza guarda plumas en un cajón sin llave,
es capaz de dibujar horizontes floridos y océanos de
aire,
cuando se agota la tinta,
libera las plumas para que nazca un ángel.
Si
pudiera dibujar el futuro,
guardaría
el tintero
en
un profundo agujero
para
así,
desistir
de
tan ardua tarea,
y
dejar
que
el hombre viva
sin
conocer las respuestas.
Hola amigos míos, hoy voy a haceros una pregunta sencilla. ¿Os gustan las novelas de las hermanas Bronté? ¿Os gusta, por ejemplo, Cumbres borrascosas? ¿Os gusta el estilo de Lovecraft? ¿Os imagináis una combinación de ambos? Pues Silvia Moreno-García, lo ha conseguido, os lo puedo asegurar, creando una obra que sin lugar a dudas recibe su título de forma muy merecida, y que, te lo aseguro, no podrás dejar de leer.
Mansión encantada, maldición familiar, y una protagonista muy especial. Una mujer que no acepta convencionalismos, que ama la vida y apuesta por ella, que adora la moda, fumar, y sobre todo, los bailes con algún caballero que baile bien, que luzca bien, pero que no se comprometa, pues parece ser que hay cierto remilgo al compromiso por parte de esta joven llamada Noemí.
Pero... os lo explico mejor: