Presentación de "Como espuma de mar y otros relatos", en Carmona

 

¿Cómo besar suspiros?

El pasado 4 de febrero, tuvo lugar la presentación de "Como espuma de mar y otros relatos" en la ciudad que me abrazó hace ya muchos años, Carmona. 

El día amaneció con nubes oscuras y tímidas, que finalmente decidieron dejar caer tan solo algunas gotas furtivas. ¿Qué es un océano o una espuma de mar, sino hay agua?

Pequeños marcapáginas y tarjetas con mensaje, esperaban en el interior de unos sobres pintados a mano, todos ellos diferentes, pero cada uno con mucho cariño aguardando en su interior. Cincuenta sobres aguardaban expectantes quién los recibiría. Pensé que la mayoría volverían conmigo a casa. Me equivoqué. 

Setenta y dos personas fueron sentándose de forma alegre y entusiasta en el aula Maese Rodrigo, antigua Capilla del hospital San Pedro. El murmullo de las distintas voces se mezcló con el olor de la tierra mojada y la emoción que me desbordaba el pecho. 

La primera presentación sin mi padre. Un libro escrito para que pudiese ser leído por él. Muchas emociones flotando en la sala y aposentándose en los asientos en mayor y menor medida. Pero más que nada, y por encima de todo, mucho amor. 

Pronto se notó la calidez, la temperatura de la sala ya no era fría, sino brillante y esperanzadora. Las miradas de ánimo y entusiasmo. Las luces incitadoras pero suaves. Fotógrafos espontáneos a excepción de un gran amigo, Ricardo Reina, a quién pedí el favor de que tomase fotografías para después poder compartirlas.

Ramón Gavira inició el acto con unas palabras amables, precisas y certeras, donde dejó de ser concejal durante un instante, para ser solo un hijo que entendía los sentimientos que ocupaban en ese instante mi pecho. 

Dos hadas del bosque antiguo, dos musas de letras y besos envueltos en detalles y cuentos, regalaron a una sala que escuchaba absorta, así como a mi propio corazón, besos envueltos en palabras escritas con el alma y no con la pluma. Con cuánta calidez y tacto se puede recordar a quién no está presente, pero si lo está. Con cuanto amor y sencillez, se puede regalar poesía en su más puro estado, a través de cada una de ellas. Olga María Palmero y Gamboa, Belen Cano Padilla... no hay palabras para describir los sentimientos que ambas dibujaron en suaves tonos pastel en nuestros corazones. Al tiempo que encendían sendas velas, cada uno de los presentes contenía el aliento; mientras yo intentaba sujetar mi propia emoción ante un despliegue de belleza y cariño tan grandes.

No puedo decir más que gracias, gracias, gracias y que os quiero con toda mi alma. 

 

 

Tras ellas llegó mi turno. Desde el lugar en que me hallaba sentada podía apreciar con claridad una nube, una nube repleta de muchísimo cariño e incluso una admiración que no creo merecer, pero que agradezco de forma infinita. 

¿Se percibía un ligero perfume de niñez y recuerdos?

No podía dar crédito a una sala abarrotada donde algunas personas permanecían de pie al fondo. No podía dar crédito a las miradas de los allí presentes, a la sensación de que para hablarles sobre un libro de cuentos, lo mejor que podía hacer, era hacerles sentir durante unos instantes como antaño, como cuando teníamos tiempo de escuchar historias en lugar de leerlas sin más. 

Con el corazón en la boca comencé la narración de "El extraño", uno de los cuentos para adultos que componen "Como espuma de mar y otros relatos". ¿A quién no le gusta que le cuenten un cuento? 

No puedo más que estar feliz y agradecida. Agradecida a todos los asistentes, familiares, amigos, amantes de las letras. Agradecida a aquellos que deseaban venir y no les fue posible, pero estuvieron conmigo en espíritu y corazón. Agradecida a todos los que hicieron que el estar allí fuese un hecho, así como a los que van a hacer que llegue a más hogares.

Una vez más, sentí que más que un acto literario, estaba en una agradable tarde con amigos y eso, no tiene precio. 

¡¡GRACIAS!! 

¿Qué sería del Océano sin la espuma de mar?

¿De dónde nacerían los cuentos de luna?

¿Cómo besar suspiros?

 

Deja que te cuente historias, 

como cuando eras niño y soñabas despierto.