El amor

 

Alguien dibujó el amor como un bebé regordete con alas pizpiretas y una flecha con punta de corazón. Pero el amor se hizo hombre.  Las alas cayeron, al igual que los sueños que no se podían cumplir, envueltos en esferas de luz. Pero están ahí, aguardando.

El amor es el barquero anónimo que recoge esas esferas y las devuelve, con paciencia, una a una, a los corazones que las perdieron. Océanos que quedarían vacíos sin la luz que los refleja.

El amor es ese algo que hace hermosa la estampa más rutinaria, suaves las manos más ásperas. Es el que escucha paciente, el que opina sin miedo, el que entrega las alas que una vez tuvo a esa otra persona que las necesita. El que no teme de salir en plena noche, cuando la oscuridad acecha, y es capaz de entregar la propia luz del cielo envuelta en esferas de beso cálido. 

El amor no es solo decir "Te quiero". Es alimentar las mariposas que aletean felices en el interior del alma, es iluminar la mirada y hacer que quién lo reciba sienta que es el primer y más hermoso pensamiento de quién ama.

El amor es la antítesis del miedo. Es libertad, pasión, fuerza, ternura y calma. No es un cuento de color rosa. Es colorear los instantes con tanta belleza, que iluminen los trazos temblorosos. 

Jamás resta, siempre suma.

Solo hay una salvedad.

Antes de amar,

has de ser como el barquero,

solitario y en tu pleno conocimiento.

Cuando seas capaz de llenar de esferas de luz tu propio corazón,

iluminarás el firmamento al completo del ser al que ames.