Una rosa

 Ella siempre pedía una sola rosa. Era de sentirla, tocar la suavidad de sus pétalos, aspirar su aroma, observarla en su lozanía y buscarle un hueco entre las páginas de su libro favorito a fin de conservarla en el tiempo. 

De él decían que era una bestia insensible que solo rugía y daba órdenes...

Pero a veces, los cuentos, no son más que la misma historia con distinta tonalidad de color. 

Ella lo tenía todo.

Él era profesor de jardinería.

Se conocieron en una biblioteca, cuando ambos fueron a coger el mismo libro.

Se enamoraron. 

Y él se vio en la tesitura de qué regalar a quien todo lo tiene, algo que la sorprendiese. 

Trabajó. Trabajó duro. Pero al fin, lo consiguió. El regalo perfecto. 

Una rosa.

Una rosa de tacto de música y bordes de cuentos, en cuyo corazón se hallaba el suyo propio, y cuyas espinas fueron sustituidas por besos, a la que puso "Bella" de nombre.