Un Quijote poco frecuente, caballero del pulgar hacia arriba, e ilustre miembro de la Orden de Rubinstein Taybi

 

 

Hola amigos. Hoy es 3 de julio, Día internacional del Síndrome de Rubinstein Taybi. Aquí va mi pequeño homenaje literario y quijotesco. 

Hoy, pongamos una sonrisa, y LEVANTEMOS EL PULGAR.

Acaso sea loable mi presentación ante vuesas mercedes, a fin de poder relatar los sucesos que desta forma acontecieron en mi peregrinar como hidalgo caballero, por todos conocido como don Juan, caballero del pulgar hacia arriba, e ilustre miembro de la Orden de Rubinstein Taybi.

Ruego a sus señorías no engañen sus mentes con acertijos sobre si aquel otro señor de la Mancha, don Quijote, y mi persona, vivimos alguna que otra aventura juntos, pues ello no era posible dada mi condición. Si bien ambos gustamos de las justas, distintos entuertos sufrimos y muchas leguas de distancia separan nuestros devenires, y confundir nuestras personas es harto dificil dadas algunas circunstancias...

Don Quijote es hidalgo enjuto de figura, rostro seco y montura escuálida… mas éste que os habla es de complexión más recia y a la par, inferior estatura. Poseedor de un solo ojo, cual aventurero que se precie, nariz aguileña y boca pequeña, retraída, con dientes apiñados y pómulos bajos. Tal y como corresponde a los miembros de la Orden de Rubinstein Taybi, muéstrome escaso de palabras, caminar lento e indeciso… portando prótesis en mis huidizas rodillas y caballo de metal rodado en incursiones complicadas.

Vuesas mercedes pensarán que por tanto, nada tengo que ver con ese tal don Quijote, más equivocados están… pues como él, arremeto contra molinos de viento gubernamentales y de barreras. Común rasgo presentamos a la par en cuestión de amores. Soy enamoradizo y pícaro en asuntos de corazón, que si bien doña Dulcinea nubló la mente de aquel otro hidalgo, refrigerios, chucherías y viandas exquisitas nublan mi mente.

Muestro nobleza, de corazón guerrero y fuerte, más mis latidos son inconstantes, mi piel traicionera, incapaz mi estómago y lenta y nublada mi mente para ciertos menesteres. Aun así, intrépido y sagaz, rujo ante el enemigo y muestro misericordia y amor a cuantas personas me acompañan, si bien a veces mi timidez me precede.

Soy de regocijo fácil, sonrío a la vida, viviendo la decana aventura de respirar. Si bien fui puesto en aviso sobre limitaciones conjuradas en mi persona por algún hechizo malvado, lucho a diario contra ese gigante invisible y dominador, ese monstruo llamado “Limitación”. Tanto es así, que estas palabras que os dirijo con mi corazón, no son escritas por mi persona, sino que para ello he cedido mi voz, mis sentimientos y mi experiencia en esta aventura de la vida a una de mis escuderas, hermana de sangre, si bien siempre fueron mis padres, en estas horas mi madre; quien luchan conmigo a músculo alzado, sin armaduras que protejan nuestros cuerpos.

Juntos elevamos fuerzas al viento y atacamos encantamientos, que soy hidalgo valiente que no freno valía ante la tortura de mis debilitados huesos, contraatacando con la risa y la dulzura, suavizando los viles ataques, insuflando en mis contiendas ánimos y esperanzas.

Mi día a día es una aventura, en la que necesito escuderos durante mañana y noche, y aun así, río, corazón en mano, a carcajada suelta, y disfruto del goce de las cosquillas que solicito con fervor en mi redondeado vientre. Desta forma singular desarmo con mi encanto, que no siempre es con mi risa, otroras veces es con mi llanto.

Soy ajeno sin embargo a luchas que libran mis padres, anónimo en apariencia a los trámites de los altos cargos que ignoran mis necesidades, tan solo lucho a cada instante, venciendo las lides de la vida a base de sonrisas y amor… y persigo investir la armadura de la superación, con gallardía, apostura y valor.

Solo me resta hacer una súplica a vuesas mercedes, si tienen a bien congraciarse con este caballero... y es que no sean ajenos a injusticias e impedimentos, tengan o no forma de molinos o gigantes, sean odres de vino o personajes encantados. Sólo levanten el pulgar, digan “SI” a la vida y aprovechen las virtudes que recibieron, tengan a bien contagiarse del espíritu de la Orden de Rubinstein Taybi…¡Levanten vuesos pulgares cual lanza ante el invasor agreste y LUCHEN!