Una travesura decorativa

¡Hola amigos! Hoy vengo a contaros mi última travesura, en este caso, decorativa, ja ja. 

¿Qué pensabais? ¡Pues claro que también hago travesuras de otro tipo! Pero... (no las voy contando así como así) jijiji

Pues bueno, como os iba contando... resulta que en casa de mis padres había una estantería que estaba triste. Permanecía callada, apoyada en un rincón del sótano, sin ninguna utilidad aparente. Quizás porque es estrecha y algo irregular. Pero lo cierto es que yo pasaba a su lado y me pareció escuchar que gritaba pidiendo un uso, un motivo para ser una estantería feliz. 

Aquello me conmovió. 

Así que no lo pensé. La tomé en brazos, al igual que en "Oficial y caballero", pero a lo ganso, es decir, casi la arrastré como pude. Y... me la traje a casa. 

Nada más entrar en casa le dije... "Bienvenida". Lo siento, cuando se quiere a alguien, lo mejor es no intentar cambiarle. Pero en tu caso, opino que necesitas un ligero aclarado, querida. 

Y como ella no contestó... empecé...

Lo cierto es que para ella, el mundo estaba "patas arriba". Pero yo empecé a decirle cosas bonitas para que se sintiera a gusto. Y sí, hay quinientas formas de hacerlo bien, y no "a lo bruto", como yo lo hice. Pero es que tuve que empezar a pintarla en casa, en el salón, con la ayuda de mi hermano al que los olores y eso, no le van. Así que... sin lijado ni nada. ¡Improvisación! ¡La maravillosa, mágica y especial pintura de tiza! 

Esa pintura fue inventada por el mismísimo mago Merlín, os lo aseguro. Es mágica de veras. Solo hay que tener un poquito de paciencia. 

Y tres manos después de pintura que cubre pero no huele... iba tomando color...

Pero claro, yo se lo dije, con cariño. "Querida, necesitas ahora un toque de firmeza" Y ahí, la trasladé de lugar y le dí dos manitas más de un esmalte al agua...

Y bueno, iba cogiendo colorcito, je je. Sobre todo, cuando me dio por darle pequeños toques en crema, aunque aquí no se ven bien, porque en mi cochera la luz es muy, pero que muy fuerte. Una maravilla para poder ver si te has dejado algo atrás. 

Y... ¡por fin! ¡La estantería dijo SÍ! 

Ya solo quedaba decidir, si flores o velas en sus brazos...

¡En fin! ¡Travesura realizada! Hueco de escalera aprovechado, y... oye, ¡no veas que relajante lo de pintar! Ahora, mi estantería y yo, estamos felices. 

Eso sí, ¿Qué me dices? ¿Flores o velas?