El banco vacío, de Enrique Cano Palmero

Hola mis amigos, hoy vengo a haceros una propuesta, y es la de celebrar San Valentín, de una forma distinta. 

Hoy vengo a compartir con vosotros la magia de "El banco vacío". 

Este señor tan guapo que ven en la fotografía es mi querido primo Enrique, aunque a él le gusta que le digan "Enriquito", como le bautizaron en su Cañada Rosal. Enrique, o Enriquito, Cano Palmero, reside en la bonita ciudad de Alcalá de Guadaira, donde pasea por sus bellos parajes, por el impresionante parque Oromana, y por lugares recónditos que no todos conocen. 

Uno de sus lugares favoritos para reflexionar y descansar después de una buena caminata, es un banco que aparece algo apartado, como si estuvieses aparte del resto, como si guardase secretos de forma celosa. 

Pero este gran hombre, además de pasear y escuchar ese silencio que te habla, conforme a sus propias palabras... también es un gran pregonero, un lector voraz, y un escritor que se abriga bajo una suave capa de humildad. 

Supongo que la vida te pone en tesituras que tú debes aprovechar o no, y en este caso, Enriquito decidió que quería contar esas historias que desde su niñez han ido conformando su día a día. 

Así, de forma natural, nos muestra como Andrés, un paseante solitario, descansar un día sobre este banco vacío que se siente solo y decide compartir con él sus experiencias. Ambos intercambian historias, dando lugar a un libro de relatos que es realmente adorable. Historias de la niñez del autor, historias sobre los viandantes, sobre como el tiempo ha cambiado, o quizás no lo ha hecho tanto... Historias que susurrar...

Os invito, si vivís cerca de Alcalá de Guadaira, a acompañar a este gran hombre y su primera obra, pues estoy segura de que habrá más... (o corre riesgo de que aquí, la menda lerenda le de una colleja...); en la que será la presentación, la puesta de largo, de este libro de relatos propios de la vida misma. 

La editorial "A publicar" ya ha apostado por él, al igual que lo hacemos aquellos que le conocemos, y los que ahora, le conocerán. 

Le acompañaremos en ese momento en que se pondrá colorado, e igual hasta se queda en blanco, su hija, Belén Cano, y mi prima y gran escritora, Olga María Palmero. También estará Manuel Fernández, profesor de ese taller de escritura que él tanto disfruta. Y nada, allí estaré yo también para darle un achuchón si veo que el banco cojea, que menuda soy yo para esas cosas. 

Te invito a que nos acompañes y pases un buen rato, si ello es posible. 

Y si no lo es, pero quieres compartir su magia... pincha en este enlace, y siéntate en ese banco que te espera...

"El banco vacío"