De regreso a la niñez

Hola amigos, ¿qué tal? Este año, durante las fiestas navideñas, os hablé sobre la importancia de volver a ser niños de nuevo. Quizás no fuese precisamente ésto a lo que me refería, pero creo que puede servir como ejemplo. 

El mundo de las imágenes me seduce cada vez más. Al igual que la escritura es mi refugio y me da alas, la fotografía, y últimamente el dibujo, se están convirtiendo en una parte vital de mi existencia. 

No podía dejar de pensar en unir mis dos amores, la escritura y el dibujo. ¿Y qué mejor forma que a través de la ilustración? Supongo que una cosa llevó a la otra, y bueno, finalmente, empecé a asistir a las clases de mi amiga Mariela Bascón, pintora de renombre en Carmona, y sobre todo, mujer extraordinaria, dinámica, pasional y paciente. Se atrevió a comenzar esta loca aventura de mostrar el mundo de la ilustración a personas que ya saben pintar, y a personas como yo, como aquí la menda lerenda, que no tiene ni papa de idea de dibujo. 

Ay amigos, pero quién conoce a Mariela, ya sabe que no es mujer de rendirse. Y el primer día, desde el primer minuto, cuando comenzó a mostrarnos a mis compañeros y a mí su mundo, sus pinturas, su estudio... y finalmente, sus ilustraciones... consiguió que mi corazón hiciese un hueco a este mundo.  

Por ello he abierto esta nueva sección. No voy a mostrar todo lo realizado, porque algunas cosas, casi mejor esconderlas durante unos años. (Con unos ciento cincuenta años bastarán) Pero otras, las guardo porque van a ir acompañadas de una selección de cuentos de este mismo blog, junto con otros inéditos, que me gustaría publicar algún día. 

Sin embargo, os iré mostrando otras, como ésta que he realizado para el blog. 

Está hecha con rotuladores y lápices. Quién entienda de esto verá multitud de fallos, por no hablar de que tengo que comprar una buena cámara de fotos. Pero aun así, aquí os comparto este proceso. 

Quiero dar las gracias particularmente a mi hijo Francisco. Pues fue él quién pidió a los Reyes rotuladores para mí. Así que nada, sin más dilación, aquí tenéis el humilde proceso. 

Y aquí estoy yo, sentadita bajo la sombra de un frondoso árbol, disfrutando de un buen libro... cómo no. Eso sí, como la dibujante soy yo, me dibujo como me da la gana, me quito años y kilos, que hay que ser bueno con uno mismo. (Ja ja ja)

¡Ah! Pero yo solita... no. Ni hablar. Algún amiguito me viene bien. 

Quién dice algún amiguito, dice cientos de ellos. Os recuerdo, en mi justificación, que me gusta escribir, soñar, imaginar, crear mundos... y amigos.

Y qué mejor base para un pergamino repleto de sueños escritos, que un libro, un árbol encantado con una puerta misteriosa. Algún duende. Por supuesto, vida entre las hojas de ese árbol con ardillas,o piratas improvisados que aprovechan sus hojas como lianas de aventuras, retando a las sorprendidas ardillas. 

Un castillo de fondo, es fundamental. Aves al viento, un hada, y desde luego, la tortuga de los mil colores con sus mágicos cuentos. 

Una entrada secreta, vital. La llave plateada, que igual puede abrir entradas secretas, que puertas de árbol, que quizás hacer cosquillas en esas casas-setas que se levantan airosas. 

Y Dina. ¿Qué quién es Dina? ¡Pues mi querida dinosauria bella! No. No me he olvidado de la mariposa, ni tampoco de otros detalles que igual ni has visto... pero que están ahí. Como esa cometa... que tú no lo sabes... pero va repleta de historias. 

En fin amigos, ¿comprendéis ahora lo de mi regreso a la niñez?