Sole García, la princesa guerrera.

Érase una vez, en un cuento, un mundo bello donde todos vivían en paz. Un mundo situado entre nubes de algodón blanco, donde el dolor y la enfermedad tenían prohibidos el paso. Unas tierras donde el firme reverdecía y brillaba la armonía. Un campo fructífero de salud, donde todo lo bueno tenía cabida. Érase una vez... una utopía.

En este país utópico vivía una princesa. Su nombre, Soledad. Una de ésas princesas de cuento que iluminan una habitación con su sonrisa o que son capaces de mirarte a los ojos y hacerte sentir que el mundo es lo que tú decidas que sea. Y aunque algunos piensen que “Soledad” es un nombre que implica tristeza, no es así, pues "Soledad" simboliza la edad del sol. La fuerza del sol. La magia del sol. Por ello, sus amigos decidieron llamarla simplemente “Sole”, como símbolo de luz y calor.

Pero un día, un malvado hechicero llegó a este país, y cegado por la envidia a la luz de nuestra princesa, abrió la portezuela a un pérfido ser llamado “Cáncer”. Un monstruo con malas intenciones que se había propuesto oscurecer la luz de Utopía y poseer en cuánto le fuese permitido, el cuerpo de Sole.

Llegó a ella sin avisos, ni piedad, solo llegó poderoso e imponiendo su presencia a quién no la desea, y ante la atónita mirada de todos, la atacó sin más. Se la llevó a su mundo, pues ella era una princesa grácil y menudita, que poco podía hacer contra un monstruo tan perverso que abate a los más poderosos con la misma facilidad que a los más débiles. La cogió en sus dolorosos brazos y la trasladó a un mundo diferente. Un mundo donde él reinaba cada vez más. Un mundo donde si existía el dolor. Un mundo donde su intención era dominarla, quedársela para él.

Lo que el Cáncer no sabía era que Sole no era una princesita asustadiza, sino muy al contrario, una fiera guerrera con ansias de vivir y fuerza para luchar.

Aun así, Sole tuvo miedo. Claro que tenía miedo. ¿Quién no teme a un monstruo que puede matarte? Pero entonces recordó que toda ella era Sol en su interior y decidió pedir ayuda a su fuerza aletargada. Y así, de esta forma, decidiendo luchar y vivir, recibió tres presentes:  Una familia que la ama con todas sus fuerzas y que se han convertido junto a ella en guerreros que luchan para vencer la batalla; Una fuerza inusual que siempre acompaña con el mágico elixir de su sonrisa; Y por último, el don de la danza, del ritmo, de la magia del movimiento surcando el viento con sus manos delgadas y fuertes y provocando que hasta el fiero cáncer tenga que arrodillarse ante ella.

Sole. La Princesa guerrera de alegre sonrisa y luz en la mirada. La embajadora de los luchadores. A tí van dirigidas con muchísimo cariño estas palabras. De tí sale cada día un rayo de esperanza para muchos y confío en que a muchos llegue tu fuerza.

Sole García es una joven de 42 años, de Murcia, a la que conozco a través de otra luchadora, mi prima María Hans Caro. Mi prima Mari me pidió que le escribiese algo a Sole, pues es una mujer sin igual que enfrenta cada día su propia batalla sin perder la sonrisa ni el ánimo. No suelo hablar en el blog sobre nadie en particular, básicamente, por respeto. Pero me conmovió la ilusión, las ganas con las que mi prima me habló de ella.

Cuando empezó a compartir fotografías conmigo y me contó su caso, pensé que Sole es mucho más que una princesa guerrera. Es un referente para muchas personas que están luchando contra esta u otra enfermedad, y pensé que el 19 de octubre, Día Internacional de la lucha contra el cáncer de mama, era un día fabuloso para presentarla ante vosotros. 

Es una joven feliz solo por el hecho en sí de estar VIVA, pues en más de una ocasión le han diagnosticado que la perdía. No tiene metástasis, sino una extraña enfermedad que hace que el cáncer se reproduzca en su cuerpo, cánceres de tipo primarios que le extraen y que al tiempo vuelven a surgir en otro lugar distinto de ella y que la ha ido obligando a enfrentarlo por etapas y con firmeza.

¿Ello la apaga? Pues no. Por supuesto que tiene sus momentos, como todos, es humana, esposa, madre e hija. Claro que tiene miedo. Pero se levanta y sigue “bailando” con todo y  todos. Sí, bailando. ¿No os he dicho aún que es bailarina? ¿Os he dicho que también escribe unos poemas preciosos?

Toma muchísima medicación. Sus gastos en farmacia pueden oscilar aproximadamente en 300 euros mensuales. Actualmente, padece un linfedema grave en el brazo que le ha hecho abandonar las clases de ballet que impartía a niñas de forma gratuita. Las madres pagaban el gimnasio y ella daba las clases sin cobrarlas, entre otras cosas, porque el baile es su vida.

Es madre de dos hijos y feliz esposa de un hombre al que adora y que la adora. Es una mujer que si puede ayudarte en algo, lo hace sin dudar. Es una guerrera de la vida con el cuerpo lleno de cicatrices, y no me refiero a que le hayan tenido que “quitar” ambos pechos, o tenga marcas en varias zonas de su cuerpo, sino a ir afrontando las batallas, así, como batallas que va lidiando una a una para vencer la guerra.

Le pregunté a mi prima que la describiese. Me habló de su belleza, de su fuerza, de su bondad, pero a mí me gustó mucho su parte loca...

“Tiene unas locuras... pero la verdad, es que sus ganas de vivir contagian a cualquiera, y te hacen pensar, Dios mío, pero si lo mío no es nada. Aquí está ella, con millones de dolores y se levanta cada día y tira para adelante sin perder las ganas de bailar, apuntándose a flamenco y a lo que sea. Y la ves, con el brazo y el cuerpo lleno de moratones de pinchazos y no te explicas de dónde saca las fuerzas”.

Y además, escribe. Escribe transmitiendo a través de sus poemas lo que lleva en su interior. Aquí comparto dos de ellos, aunque ha escrito muchos más.

Feliz de la vida,

aunque a veces duela,

no es pequeña

ni azul, la estrella.

Y así la vemos en el cielo,

brillante y bella,

como mirándonos

siempre muy quieta.

Dando gracias

por cada momento,

cuando te oigo

cuando te siento.

Aun en la penumbra,

podemos ver una luz,

si tu me sonríes,

me iluminas tú.

Siempre bella,

traviesa e inquieta,

vida que pasas

vida que llega.

(Poema de Sole García)

La luna quedó mirando

al verte como bailabas,

con el son de tus tacones

lloró emocionada...

Ella quiso imitarte,

moviose pero sin gracia,

llenó el cielo de luz

y los ángeles la miraban

Son su falda de volantes,

las nubes que la rodean,

feliz se siente ella,

en su escenario de estrellas.

Baila lunita, baila,

que bailando seas feliz,

siéntete muy dichosa,

y orgullosa de ti.

Baila lunita, baila,

que el baile las penas quita,

sigue brillando en el cielo,

mi luna bonita.

(Poema de Sole García)

Gracias princesa guerrera, por tu ejemplo, tu coraje y tu presencia. Considera mis palabras un regalo de mi prima Mari. Yo considero tu fuerza una lección de vida. Muuuaakkkk