Villa Clara. Capítulo 5

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Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4

Capítulo 5

Cuando abrió los ojos percibió que ya no entraba luz por las ventanas. Tampoco recordaba donde estaba, solo sabía que había tenido un sueño extraño donde se deslizaba entre la conciencia y la inconsciencia. Un suave aroma a flores envolvía todo, mientras él intentaba sentarse. ¿Qué le había pasado? Intentó levantarse, pero le pesaba el cuerpo. Sentía la boca seca y tenía la visión algo borrosa.

La voz de Paloma llegó hasta él. No estaba sola. Mantenía una conversación en voz baja, susurrando con la que parecía otra mujer.

Consiguió comprender el porqué de aquél aroma a flores. Todo él estaba rodeado de flores en forma de círculo. También había infinidad de velas encendidas por todas partes y se olía algo dulce en el ambiente. Agradable. Tremendamente agradable, hasta el punto de incitarlo a cerrar los ojos de nuevo.

Primero sintió la leve caricia de una pequeña mano femenina sobre su rostro. Aún no había abierto los ojos cuando unos labios acariciaron los suyos, primero con respeto, casi miedo, para después, apoderarse por completo de él y sus latidos.

Era un beso suave y familiar, muy familiar. La tentación de dejarse llevar era muy fuerte, pero en algún lugar de su mente, la situación se abrió camino y volvió a sentirse lúcido. Abrió los ojos extrañado y sintió junto a él el suave cuerpo de una mujer y empezó a detectar el brillo dorado de su cabello.

-         ¿Paloma? Paloma, esto no puede ser. No puede ser. Amo a Irene. Por encima de todo, por encima del tiempo y de la muerte. Amo a Irene...

Una risa cantarina llenó su corazón. Una risa que llevaba tres años sin escuchar ni sentir.

-         ¿Irene? ¡Irene! ¿De veras eres tú?

-         Chssss, he venido por tí.

-         Pero ¿cómo? ¿Es éste un sueño más? ¿Uno de esos sueños crueles que me hacen sentirte viva para despertarme después?

-         No, mi amor. Paloma me ha traído de regreso por esta noche. La gente del pueblo tiene razón. Esta casa está repleta de encantamientos y poderes, pero de los buenos.

-         No entiendo...

-         Hay personas que pueden establecer un vínculo leve entre ambos mundos. Paloma es una de ellas. Le pedí ayuda. Le conté nuestra historia. Se parece mucho a mí, eso le facilitaría las cosas con alguien tan cabezota como tú. Por eso sabía dónde encontrarte siempre, yo se lo decía. Y tus gustos, tus hábitos… todo.

-         Pero entonces, ¿esto es real?

-         Sólo durante unas horas. Desde la hora en que fallecí hasta media noche. Aprovechemos el tiempo. Tienes que prometerme que continuarás con tu vida, que pensarás en mí con amor, pero no con obsesión. Tienes que volver a enamorarte, tener hijos, vivir.

-         No puedo sin ti.

-         Puedes y debes. Tienes que sentirlo aquí dentro – dijo colocando su mano sobre el corazón de él- O no podré descansar. Tienes que hacerlo por tí, por mí, por nuestra historia. 

Paloma decidió que había escuchado y visto suficiente. Con suavidad, salió de aquella habitación cerrando la puerta con suavidad. Dejándoles a solas.

Se sentía agotada. No era fácil ser como era. No era fácil enlazar almas gemelas de distintas dimensiones. Pero el accidente no debió ocurrir y “allí”, de donde ella venía, lo sabían. Sólo alguien que los amase de veras a ambos, con ese tipo de amor verdadero que no entiende de condiciones, podía volver el tiempo atrás y unirlos de nuevo. Borrar lo ocurrido. Darles una segunda oportunidad.

Al día siguiente, Nacho  no recordaría nada. Para él, todo sería un sueño. Despertaría en su casa, con la sensación de haber tenido un extraño sueño, de haber vivido una pesadilla. A su lado, Irene descansaría, serena, viva.

 Nadie recordaría nada de lo ocurrido, y por supuesto, nadie recordaría a Paloma. Al fin y al cabo, no había nacido aún. Eso ocurriría dentro de ocho meses, tres semanas y cuatro días. Entonces regresaría a este mundo en forma de bebé y completaría el círculo mágico. Crecería y tendría el don de ayudar a las almas gemelas a encontrarse. Viviría en una villa fantástica que su padre compró tras un accidente que tuvo su madre. La gente del pueblo decía que esa Villa era mágica porque en ella ocurrían muchas cosas buenas. Villa Clara, cuyo nombre le fue impuesto cuando una mujer de blanco con la piel tan clara que parecía una aparición, llegó siglos atrás a ella. Una mujer que se rumoreaba entendía las fuerzas de la energía y la magia.

Y allí, en ese lugar, nacería Paloma, y crecería feliz junto a sus padres, Nacho e Irene.

 Fin