Venganza. Capítulo 2

Capítulo 1

Capítulo 2

Fue así como se decidió a abrir, descubriendo asombrado ante sí, tres figuras recortadas contra la tormenta...

Una de esas figuras, se adelantó a las otras, con suavidad, como si flotara en lugar de caminar, y se mostró. Karim descubrió ante sí a una mujer realmente hermosa.

Si bien la joven llevaba su cuerpo cubierto de gruesos ropajes, su rostro permanecía inusualmente descubierto, mostrando unos ojos negros grandes y rasgados, sombreados por pestañas espesas, así como labios gruesos y lujuriosos que debían estar cubiertos.

Al instante, el hombre sintió un ávido deseo hacia aquella joven misteriosa, y al escuchar la voz de la muchacha, que imploraba su ayuda,  la invitó a pasar.

Tras ella, las otras dos  figuras también pasaron, mostrando la promesa de ojos igualmente hermosos. 

 

¿Cómo era posible que tres mujeres viajasen solas en el abismo de aquella noche, sin ningún hombre como escolta? Mujeres de belleza inigualable por lo que había podido ver. Y en cierta forma, descaradas, al menos aquella que había tocado a su puerta, desprendiéndose del velo que ocultaba su rostro para hablarle, incitarle, provocarle... El curandero sintió que era su día de suerte, y previó una noche de lujuria y pasión con aquellas tres bellas mujeres.

Solícito, las hizo pasar al interior de la única habitación que mantenía encendida sus brasas, sus aposentos, donde las tres juntas se sentaron sobre la gruesa alfombra que el hombre tenía junto al lecho, de espaldas al gran fuego que calentaba la estancia y que las hacía parecer sacadas de un grabado antiguo.

Lo primero que Karim quería saber era porque viajaban solas, pero consideró conveniente ser prudente y empezar por aquella petición de ayuda. Ya vendría todo lo demás.

- ¿En qué puedo ayudarla?- preguntó a la que parecía la mayor de las tres mujeres.

Todas ellas se descubrieron el rostro por completo, y procedieron a quitarse la gruesa capa que cubría sus cuerpos, amparadas por el calor de la habitación, mostrando al atónito hombre la poca vestimenta que las cubría, finas túnicas que prometían pechos firmes, finas cinturas y generosas caderas bajo ellas.

De inmediato, Karim se sintió atraído, en especial por la que parecía ser la más joven, cuyos ojos ahora ensalzados por la luz del fuego, se veían claros, al contrario de los de sus hermanas, negros cual pozos en la noche, y cuyo rubor era intenso.  La joven, intimidada, cubrió sus pechos con su larga cabellera y bajó aún más la mirada, provocando aun una reacción mayor de deseo en él. 

- Mi señor – continuó hablando la primera, volviendo a atraer la atención de Karim-  Vuestra fama de médico se ha extendido a través de las fronteras. Mis hermanas y yo venimos de tierras lejanas, donde las costumbres son distintas a la de vuestro país. Necesitamos ayuda para nuestro padre que sufre un extraño encantamiento. Somos pobres, por lo que a cambio de vuestra ayuda, mis hermanas y yo os contaremos tres historias. Como pago, vos mismo elegiréis qué historia os gusta más, y podréis yacer con quien os la contó. 

El curandero al escuchar aquello quedó gratamente sorprendido, sin poder ya dudar de su buena suerte. Con una sonrisa de regocijo, se limitó a asentir, sabiéndose ya reconfortado por su buena suerte.  

- Así sea pues, mi señor.  Como hermana mayor, yo seré la primera en contaros mi historia. La historia del hombre con suerte...

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