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Yo te cuento

sábado, 29 de abril de 2017

El viejo ciruelo. Capítulo 4


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Capítulo 4

El día parecía tener prisa por acabar, mientras yo temblaba ante el hecho en sí de acudir de nuevo y ver a aquella joven. Si antes me intrigaba, ahora, ocupaba toda mi vida. La cancela estaba terminada. De esa forma tendría una excusa para acudir al día siguiente, porque estaba seguro de no pasar la prueba, y ello me mataba.

Eso sí. Tenía pensado acudir tantas veces como ella me permitiese. Adela era ya el único objetivo claro en mi vida.


Para intentar tranquilizarme, decidí salir un poco antes y pasear un poco, que el aire despejara mis miedos. La tarde no me acompañaba demasiado, y unos gruesos nubarrones anunciaban una lluvia inminente. Si era lluvia fina que apenas moja, tampoco hubiese importado tanto. Pero no fue así, fue un torrente inusual de agua que me hizo buscar refugio donde quizás nadie deba en un día de tormenta. Bajo el viejo ciruelo que gobierna en el monte.

Era el único refugio que se apreciaba deambulando yo como estaba por aquellos lugares. El viejo ciruelo tiene un tamaño considerable, exagerado quizás. Cuál fue mi sorpresa, cuando al llegar, descubrí que un anciano se aposentaba bajo sus ramas, con tranquilidad, sentado sobre un grueso tronco cortado y colocado bajo su cobijo, totalmente seco, e impaciente, pues según él, llevaba años esperando.

- Usted disculpe don Alberto, pero ¿no debería estar en casa con este tiempo?
- Pues no joven. Tengo una misión que cumplir. Y creo que por fin, hoy, seré relevado de ella.
- Pues como le caíga un rayo desde luego, que dichosa tormenta se ha desatado.
- Así suele ser la cosa. Unas veces es una tormenta, y otras un reclamo distinto, pero lo cierto es, que tú, ahora, tenías que estar aquí, joven.

No tenía yo por un hombre tan extraño a Don Alberto, cartero del pueblo hasta que se jubiló, hacía ya  por lo menos, veinte años. 

- Lo cierto, es que tú tenías que venir aquí, bajo el viejo ciruelo, para que yo te pase el relevo.
- No entiendo nada.

Mientras ambos conversábamos, la lluvia cesó de pronto y la luz del sol incidió con tanta fuerza, que los colores del arco iris nos sirvieron de montera.

- Este ciruelo es mágico hijo mío. Puedes reirte si quieres, pero así, es. Cada muchos años, concede un deseo a quién estima que lo necesita. Esa persona, a cambio, habrá de ser el nuevo cuidador del ciruelo. Desde ahora,y hasta que otra persona acuda aquí un día, con un problema, tú serás el encargado de venir, cada día, a esta hora, y sentarte en este tronco. Cuidarás al ciruelo, no permitirás que nada le ocurra, recogerás sus frutos, que repartirás entre todo aquél que lo necesite. Y no faltarás ni un solo día a la cita, salvo que te ausentes por algún motivo justificado, en cuyo caso, tendrás que pedir permiso al ciruelo. Ahora pensarás que soy un viejo loco, pero te contaré la historia que me trajo aquí, y te diré, como voy a ayudarte yo hoy con la joven Adela.
- ¿Cómo sabe usted eso?
- Me lo dijo el ciruelo, a su manera. ¿No escuchas el sonido de las hojas contra el viento? Te habla...

Lo primero que pensé es que don Alberto estaba mal de la cabeza. Loco de remate. Fuera de servicio. Listo para ser internado en un psiquiátrico. Lo segundo, que se habría enterado como todo el mundo, de mi visita a casa de Adela. La tercera... y que tenga misericordia de mí el mundo entero... es que tenía razón. Esta última la sentí cuando en efecto, sin saber cómo, ni por qué, comprendí de golpe lo que quería Adela.

4 comentarios:

  1. La situación se ha puesto misteriosa, veremos que pasa con la joven Adela y su enamorado.

    mariarosa

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    1. Pues sí María Rosa, ja ja. Y ya estamos próximos al desenlace. Espero que te guste cuando lo veas el próximo finde. ¡Un beso! :D

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  2. HOlaaaaa
    Maravilloso como continua la historia, aumentando la intriga y haciendo que la curiosidad nos pida leer más
    ¡Un abrazo!

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    1. ¡Gracias Naya! Ya queda solo un capitulito, ésta es muy cortita. Pero me alegro mucho que te esté gustando. Yo me he quedado hoy alucinando con todo lo que has hecho tú en abril, ¡qué barbaridad! ¡Eres super activa, ja ja! Muchos besos :D

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