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Yo te cuento

sábado, 19 de noviembre de 2016

CICATRICES. Capítulo 3




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CAPÍTULO 3

El médico volvió a dirigir aquél pequeño haz de luz hacia sus pupilas. En la última semana le habían hecho tantas pruebas médicas que Rebeca estaba a punto de gritar de pura impotencia.

El desmayo ocurrido la semana anterior, unido al hecho en sí de tener aquellos pequeños flashes de memoria, habían desencadenado una serie de pruebas neurológicas que la tenían agotada.

Sin embargo, y a pesar de que seguía mostrando enfado ante el mundo en general, por primera vez tenía algo de esperanza de volver a recordar.

Se sentía intimidada por Andrés. Recordó que al despertar, él la llevaba en brazos al interior de la casa, la mandíbula apretada, la mirada preocupada. María y Luis corrieron hacia ellos como poseídos por algún tipo de mal. Sus rostros pálidos, sus ojos húmedos.

También recordó aquellos pequeños fragmentos de memoria y desde entonces, miraba a los que ahora reconocía como sus padres con otros ojos. Sin embargo, en el caso de Andrés, sentía una incertidumbre que la abrumaba. A pesar de lo borroso de la imagen en su mente, recordaba haberlo visto en ese breve flash dirigiéndose hacia ella, mientras, alguien, la balanceaba en aquél columpio y le decía algo que  no recordaba. Solo podía (y no estaba segura) recordar que también era voz de un hombre.

El doctor que la atendía interrumpió sus pensamientos...

- No hay una explicación lógica para ese breve resurgir de tus recuerdos Rebeca. No hay cambios neuronales, pero lo cierto es que has tenido un flash de memoria. El desmayo pudo ser ocasionado por tu estado de nerviosismo o incluso, la misma impresión al comprobar que podías recordar. Tal vez, por el esfuerzo. No debes forzar esos recuerdos.
- Pero doctor, estoy desesperada. Llevo más de un año en una auténtica oscuridad en cuánto a mi pasado, o a lo que me pasó. Necesito saber.
- Y lo comprendo. Pero no puedes forzar una situación que aún no está contigo. Puedes empeorar.
Rebeca sintió impotencia una vez más.
- ¿Nada de esperanzas entonces?
- Nada de esperanzas, pero tampoco de derrota. El por qué tu memoria intenta regresar ahora lo desconozco científicamente hablando, pero lo cierto es, que lo intenta. Puedes volver a tener más flashes. Puedes volver a sentir que conoces o no a una persona.
Casi una hora después, Rebeca salió de la consulta. Fuera, Andrés la esperaba sentado en una silla de la sala de espera. Había sido muy amable trayéndola a consulta. Durante esa semana habían hablado más bien poco. Sí es cierto que ella se había fijado en detalles de él que hasta ahora le habían pasado inadvertidos. La tensión de él al conducir, por ejemplo, era uno de ellos.

Hasta ahora, cada vez que subían a un vehículo, Rebeca miraba absorta por la ventanilla. Sin más. No tenía miedo, pues no recordaba aquél accidente del que le hablaban. Pero Andrés... se tensaba al conducir de una forma que indicaba de forma clara que él sí sentía aprensión.

El accidente...

Aquél día...

Le miró durante un instante antes de que él reparase en ella. Lo había sentido muy tenso desde que ella perdió el conocimiento. Al principio casi no se percató de ello, y luego pensó que podría sentirse culpable en cierta forma por azuzarla. Pero, después, empezó a barajar la posibilidad de que tal vez, él temiese que ella recordase algo. Pero... ¿qué?

Era atractivo, y aquello no lo tapaba esa fea cicatriz que le cruzaba la cara. Él le había dicho algo de cicatrices en el cuerpo. Ella las llevaba en el alma.

Andrés siempre era amable con ella, pero a la vez, distante. Actuaba con paciencia, y al mismo tiempo, enfadado en ocasiones. Le había visto con sus padres. Su trato era amable, cortés, incluso cariñoso. Con ella había una especie de línea que él no quería cruzar. ¿Por qué?

De pronto él se giró hacia ella y la vio. Rebeca vio como el rostro de él se alegraba durante tan solo un segundo para contraerse ligeramente después. Se puso de pie. Era alto. Una mujer sentada frente a él, le miraba de forma descarada, apreciativamente, pero él parecía ignorarla. Dirigió sus pasos hacia ella, y Rebeca tuvo de nuevo la sensación de haber vivido ese momento antes.

- ¿Cómo ha ido todo?
- No tiene una explicación. Pero tengo cierta esperanza por primera vez – terminó confesando sin casi darse cuenta de ello.

Él la miró y suspiró.

- ¿Qué recordaste exactamente Rebeca?

Ella dudó si contarle o no la verdad, pero al final, decidió que él la merecía.

- Vi a mis padres, como ya os comenté. Y también te vi a tí.

Andrés se detuvo en seco como frenado de golpe por un objeto pesado y enorme. Ambos se miraron unos instantes sin hablar.

- ¿Qué... qué recordaste exactamente?

Ella le miró con cierto reto en la mirada.

- ¿A qué tienes tanto miedo Andrés? Debíamos llevarnos fatal para que estés tan tenso.

Él miró el dolor en los ojos de ella y pensó que si le contaba la verdad tal vez ella no lo comprendería. Así que decidió revelar esa verdad a medias.

- Por un instante temí que hubieses recordado el accidente. No fue agradable.
- Nunca has querido contarme qué pasó exactamente.
- No quiero que sufras por algo que ya no tiene solución.

Andrés se dio cuenta de que le había contestado de forma más brusca de la que pretendía.

- Creo que  hay algo más. Algo que te corre por dentro.
- Tal vez esté enfadado. Pasábamos mucho tiempo juntos y no te acuerdas ni un poco de mí. Con lo guapo que soy.

La broma de Andrés hizo efecto en cierta forma y Rebeca se relajó un poco.

- No te creo. Pero te acepto esa tontería que acabas de decir... por ahora. Pero hay algo por lo que siento mucha curiosidad y necesito que me respondas.

Andrés tensó la mandíbula. No le gustó aquél tono. En la última semana, había visto la pequeña transformación de ella. Su humor se había visto ligeramente mejorado. Volvió a recobrar algo del brillo que tenía antaño en los ojos. Pero la memoria no regresaba, y él, empezaba a desear y temer a partes iguales ese momento.

- Tú dirás.
- Cuando tuve esa pequeña visión, tú te acercabas hacia donde yo estaba. Pero yo no estaba sola. Alguien me empujaba en el columpio. Alguien me hablaba. Yo me reía. Me sentía... feliz. ¿Quién era?
Andrés se detuvo en seco.
- No puedo recordarlo Rebeca. De eso hace mucho. No recuerdo ese momento.

Rebeca le miró suspicaz y vio el ligero temblor de su cicatriz.


- Mientes. No sé por qué, pero mientes. Ojala consiga recuperar la memoria y cada pequeño detalle. Ojala pueda entender porque todos guardais silencio con mis preguntas. Ojalá. Porque estoy empezando a pensar que debí hacer algo realmente malo para que nadie quiera contarme qué pasó aquél día.



2 comentarios:

  1. Oooohh... Que va, que tensión la de Andrés, pero más la de Rebeca... Entiendo lo feo que podría ser no recordar... La angustia de no saber si hiciste algo bueno o malo...

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    1. Sí, y el misterio de él, y el como contarle a ella ciertas cosas... pero amiga mía, ya solo quedan cuatro capítulos de esta mini historia. :D
      Muchisimos besos ;)

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