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Yo te cuento

lunes, 11 de enero de 2016

El largo de la falda

A esas horas, el tráfico se escuchaba denso en las atestadas calles sevillanas. Mientras, a este lado de los cristales, era otro el sonido que reinaba. El continuo traqueteo de los teclados y las incesantes voces de las impresoras, marcaban un ritmo acelerado.

De nuevo, la mujer se alisó su impecable falda plisada y planchada a conciencia. La blusa de raso blanco, comenzaba a mostrar en algunas zonas, huellas de lo que podría ser nerviosismo.

Un hombre delgado, joven, de aspecto serio, se acercó a ella. 

-      Por favor señora Antúnez, pase.
-      Señorita.- aclaró ella.
-      ¿Perdón? ¿Cómo dice?- preguntó él distante.
-      Que no soy señora, sino señorita – repitió ella.

Él se limitó a indicar que pasara, y ella volvió a alisar su falda, una vez más, antes de entrar al despacho. En el interior del mismo, una mujer joven y muy maquillada, la esperaba sentada con la espalda erguida. 

-      Buenos días  – saludó con timidez al entrar.
-      Buenos días. Por favor, siéntese, señora Antúnez.
-      Señorita. – repitió una vez más.

El asistente hizo un pequeño gesto que bien se podría interpretar como un amago de sonrisa. Después, salió, cerrando la puerta tras él y dejando a ambas mujeres en aquél despacho de paredes en tonos melocotón, muebles de diseño y aura de poder.

-      Se preguntará por qué la he llamado- preguntó la más joven.

La muchacha se puso en pie para estrechar la mano de la señorita Antúnez. Una mano firme y fría. Vestía un elegante jersey de hilo y una falda como la de la mayoría de las ejecutivas de la empresa, muy corta.  Luego, volvió a su posición inicial, sentada, dominando la estancia.

-      La verdad es que sí- contestó la aludida tomando asiento.
-      Su nombre es Sofía, ¿cierto?

Sofía Antúnez, asintió.

-      La he llamado por el largo de su falda.

Sofía miró su ropa con gesto de incertidumbre, volviendo a alisar una vez más los pliegues de la misma. Era su falda gris favorita, muy elegante, por debajo de la rodilla.

-      ¿Qué edad tiene?- preguntó la joven sorprendiéndola.
-      Cincuenta y nueve.

La muchacha joven la miró con una sonrisa en el rostro. 

-      Yo tengo veintisiete.

Un silencio se instaló en el despacho. Desde allí, no se escuchaba nada, ni el tráfico, ni las impresoras. 

-      Habrá escuchado algo sobre la nueva dinámica de la empresa - añadió la joven.

Sofía palideció. Aun así, contestó con serenidad.

-      Algo he escuchado.
-      Es un tema sumamente desagradable. Los tiempos cambian y es necesario hacer gestiones para modernizar el rendimiento.

Sofía dirigió su mirada a la ventana.

-      Hace calor hoy. – afirmó.

La joven la miró extrañada y continuó.

-      Hay trabajos que yo podría realizar personalmente, pero un buen jefe debe contar con ayudantes eficientes. Personas conocidas en la empresa. Alguien que lleve tiempo en contacto con los trabajadores y que no tenga miedo a lo que puedan pensar los demás. Por supuesto, estos ayudantes tendrían una subida de sueldo importante. – añadió con perspicacia.
-      No estoy segura de comprender.
-      ¿Se ha fijado en sus compañeras de sección? Jóvenes, delgadas, con faldas que no sobrepasan la mitad de sus muslos…Son nuevos tiempos. Y sí, hace calor hoy.
-      ¿Qué le pasa a mi falda?
-      ¿Perdón?
-      Dijo que me había llamado por el largo de  mi falda.
-      Es el apropiado para mi propósito. Sólo una mujer a la que no importa el qué dirán, llevaría hoy en día una falda así en esta empresa.
-      ¿Es cierto lo de modificar la plantilla?
-      Alguien deberá estudiar ese tema y hablar con los empleados. Quizás, algún empleado que ya haya pasado de los cincuenta. Es mala edad ésa para encontrar un  nuevo trabajo.
-      Pero la vida de esa persona cambiaría por completo. Dejaría de tener amigos. Podría ser muy infeliz.
-      No seré yo quien opine sobre ello. Mi puesto de trabajo no está en juego.

Sofía volvió a alisar su falda.

-      Su falda está impecable. Una mujer que dedica tanto tiempo a planchar esos pliegues, debería hacer otras cosas, como viajar. Piense en nuestra conversación. Sería estupendo que pudiese viajar.
-      Pero…
-      Piense usted en  nuestra conversación, señorita Antúnez.  La recibiré mañana a la misma hora. Buenos días.

La mujer regresó a su mesa. Ahora, su despacho, se veía frío, vacío. El ruido del tráfico llegaba desde fuera. Una joven de largas piernas pasó frente a ella. Y ella, se alisó nuevamente la falda plisada y larga.




22 comentarios:

  1. Como siempre me ha encantado Margarita! Ese calor Sevillano se ha sentido hasta aqui. un fuerte abrazo amiga.

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  2. Me ha sorprendido ¡pensaba que le iban a echar la bronca!

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    1. Ja ja ja, ahí estaba la gracia María, en confundi un poquito, que si no, ya veis el final, ja ja. Un beso :)

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  3. Me ha tenido en vilo hasta el último momento jajaja madre mía que bien, ya me temía lo peor y los pensamientos me invadían jaja, un desenlace nada esperado, es perfecto.

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    1. Ahi se queda la pobre señorita Antúnez pensando en su dilema, ja ja. La verdad, no me gustaría estar en su piel, o despide, o la despiden, ja ja. Un beso muy fuerte chicas!!!! :)

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  4. Me ha encantado tu relato!
    Me a tenido intrigada asta el final jejeje
    Besos guapa

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  5. Me gusta tu relato esta muy emocionante hasta el final. Besos

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    1. Muchisimas gracias, me alegro mucho que te haya gustado. Un beso y gracias por pasar por aquí :)

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  6. El relato me ha encantado, tiene su misterio y es algo que atrae al lector

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    1. Gracias Javier, es un poquito irónico, pero me cogió ayer así, ja ja. :)

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  7. me ha encantado!! yo pense que le iban a reñir pero al ver que lo que estan diciendo es que vuele

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    1. ¡Muchísimas gracias Abbie! Sí, da una impresión y resulta ser otra, ja ja. Un beso:)

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  8. Mira que somos derrotistas que todos pensábamos que la iba a echar jajajajaja. Muy bueno guapa.

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  9. Muchas gracias Cristina. Un beso muy fuerte cariño :)

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  10. Me ha gustado un montón! Bravo :)
    Me encantaría saber tu opinión en mi blog, hastaelultimodetalleconmigo.blogspot.com.es mil besos, te espero

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    1. Hola Aitana, me ha encantado tu blog, es más, ahora soy seguidora tuya. Me ha gustado muchísimo tu look, es como el que yo suelo usar, me gusta la ropa cómoda y además, moderna. Asi que encantadísima. Un beso muy fuerte, enhorabuena por tu trabajo, y cuando tengas ganas de leer alguna historia, aquí estoy :)

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  11. Un relato interesante ^^ Me quedo por aquí ¡Un saludín!

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  12. ¡Muchisimas gracias! Nos veremos entonces, je je. ¡Buen finde y bienvenido!!!!! :)

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