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Yo te cuento

sábado, 28 de noviembre de 2015

Secret Garden - Nocturne - Ganador Eurovision 1995



En el año 1995, el festival de Eurovisión se celebró en Dublín, Irlanda, en el Point Theatre. El país vencedor fue Noruega, representada por SECRET GARDEN con su tema "NOCTURNE". Este tema es en su mayoría instrumental, tan solo figuran veinticuatro palabras. 

Hoy quiero compartirlo con vosotros. Me gusta muchísimo, lo escucho una y otra vez, no me canso de él. Digamos que al final de un día en el que te sientes cansado, sus notas te envuelven y devuelven algo de paz a tu corazón. 


Comparto con vosotros un vídeo que consta en la red. Posteriormente, han ido surgiendo infinidad de versiones, así como presentaciones diversas, pero comparto el original del festival. Después, he intentado plasmar con palabras lo que me transmiten sus notas. Os invito a meceros con ella. 







Mis músculos engarrotados duelen, lloran, se entremezclan retorcidos arañando mi alma herida. Nada puede invadir mis sentidos, mi cuerpo, mi mente, salvo quizás esa suave melodía que danza hasta mis oídos. Ese vaivén que empieza a mecerme a través de las ondas y llena mis sentidos, esa melodía dulce que llega a mi corazón y comienza a besar mi esencia.

Quiero dejarme ir, me dejo ir, con cada titilante sonido de campanillas y violines, refinados y exóticos, pletóricos de espiritualidad y repletos de sueños… mi ser se eleva y olvida. Esas dulces notas me envuelven y abrigan mi desasosiego, regalando brisa de futuro a mi corazón y haciéndome aspirar la fragancia auténtica de las colinas, la hierba fresca recién cortada danzarina al viento… el blanco jazmín y azahar con perfume exótico de pasión… el azul infinito del porvenir, el blanco luminoso de las esperanzas por cumplir, el rojo fuego de mis venas.


Dejarme ir en una sinfonía de quietud y respirar, escuchar, saborear, sentir, disfrutar, amar...este jardín secreto que me hace danzar junto al viento.


jueves, 26 de noviembre de 2015

Llamaradas


De nuevo, aquellas voces le llenaban la cabeza. Se tapó los oídos dispuesto a no seguir con aquél sufrimiento, pero la letanía se repetía una y otra vez, constante, tirana, rugiendo en su cabeza. Los gritos de su madre al recibir los golpes de su padrastro, y su propia impotencia ante ello, le comían por dentro día a día.
Su madre defendía al monstruo. Callaba paliza tras paliza, golpe tras golpe, día tras día. Ella siempre le decía a él, “camina, continúa, sé fuerte, lucha en la vida, llega más lejos de lo que he llegado yo, busca tu destino”.
Pero eso no era fácil. Jaime, a sus dieciseis años, solo tenía una vía de escape, un alivio, un deseo tácito. El fuego. Cada vez que tenía cerca un mechero o una cerilla, lo prendía sin más. En aquella llama que resurgía hermosa y se imponía, él sentía veneración. Aquella fuerza poderosa le tranquilizaba el espíritu y le ayudaba a soportar el dolor y la humillación de no ser capaz de solucionar aquella situación.
Pero aquél día, hubo un cambio en la sucesión de los hechos. Su madre había contraido un virus estomacal y permanecía postrada en la cama. No tenía fuerzas para moverse, la noche se acercaba y aquél hombre mísero y cruel exigía que Jaime lo acompañase a la gasolinera más cercana. Quería comprar cervezas, pero a pesar de lo fuerte que era contra su madre, jamás salía solo de noche si podía evitarlo. El muchacho, asqueado, subió con él al coche y en silencio, con el olor nauseabundo del sudor y el alcohol corrompido, se pusieron en marcha.
Pocos kilómetros llevaban recorridos, cuando un animal que ni siquiera pudo reconocer, emergió en la oscuridad de la noche y asustó al maltrecho conductor, que asustado, dio un giro brusco al volante provocando que el coche girase dando unas vueltas sobre sí mismo, de tal forma que quedó bocabajo, ambos cuerpos caídos.
Jaime llevaba cinturón de seguridad, por el contrario, su padrastro no. Observó su rostro sanguinolento y con temor, temblando, consiguió soltar su cinturón y salir poco a poco del coche. Arrastrando consigo cristales y pánico, se tumbó en la calzada, respirando con dificultad y llorando. El olor de gasolina comenzó a impregnar la noche.
Un dolor intenso y lacerante cruzó su pierna. Al mirarla, comprobó que tenía un extraño ángulo que antes no tenía. Allí, tumbado en el suelo, necesitaba tranquilizarse. Tocó su bolsillo. Estaban ahí. Las sentía, lo llamaban incitadoras. Con emoción, sacó la caja de cerillas. Decidió retirarse un poco del coche, necesitaba un momento para calmarse. Arrastró su cuerpo como pudo y se alejó unos metros. El olor a gasolina cada vez era más fuerte.
Tomó en sus manos aquella pequeña cerilla y la prendió. Observó con auténtico gozo como la llama, hermosa y candente, bailaba para él. Una parte de sí mismo, se relajaba. Le pareció escuchar gritos y miró al vehículo. Su padrastro había vuelto en sí y le gritaba. Al igual que gritaba a su madre cada día, al igual que le gritaba a él. Pedía ayuda. Su mirada ya no era fiera, sino asustada. Lloraba, al igual que hacía llorar a su madre tantas veces.
Observó de nuevo la llama. Ésta se consumía. Lamía sus dedos y él notó su calor. Sopló sobre ella. Necesitaba más. Con un enorme anhelo, tomó otra de esas cerillas y la prendió. De nuevo la llama bailaba mientras alguien gritaba. El olor de gasolina le acariciaba los sentidos. La llama consumía el palo de la cerilla y llegaba a sus dedos. Podía soplar de nuevo y extinguir aquella vida, o por el contrario, hacerla crecer. Con alegría, arrojó aquella pequeña dama al vehículo que grotescamente sólo mostraba chapa y goma.
Una gran llamarada emergió, mientras los gritos agónicos del maltratador se elevaban en la noche. Retrocedió todo lo que pudo y se limitó a observar. Aquellas hermosas llamas cada vez eran más majestuosas. Más dignas y hermosas. Ya no se escuchaban gritos, si bien había un extraño olor en el ambiente. Con reverencia, arrimó a su pecho la caja que contenía las cerillas restantes. Siempre llevaría una de éstas consigo. Nunca sabía cuándo podría necesitarlas de nuevo.

martes, 24 de noviembre de 2015

25 Noviembre. Día Internacional de la lucha contra la Violencia de Género





25 de Noviembre, DIA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO.

En estos días tan complicados que vivimos, somos testigos de cómo el terror asola nuestras vidas y se impone de forma cruel y exponencial. El miedo, la degradación, la injusticia y la impotencia, se unen demasiadas veces.  No solo vivimos en un Planeta donde algunos piensan que por alguna razón, llamada religión, ideología o simplemente, ansia de poder, tienen derecho a arrebatar la vida de otros.

También vivimos en una época en la que algunas personas piensan que por el simple hecho de existir un anillo o una promesa, pueden hacer lo que gusten con la vida de otro ser.  

No solo es una cuchillada o un bofetón, es el agotamiento, la muerte en vida de quien recibe este trato. “Eres imbécil, estúpida, no sirves para nada, tú no eres nadie, mírate…” Y los daños añadidos, ya que en esas casas, pues no puedo llamarles “hogar”, hay niños que ven, sufren y lloran la experiencia de que alguien tiene derecho por ser más fuerte a golpear, humillar e incluso matar a otra. La ley del más fuerte, el aquí yo mando, o como yo quiero o de ninguna manera, porque tú me perteneces y no tienes voz.

No siempre tiene porque ser un maltrato de un hombre a una mujer. También hay mujeres maltratadoras, hacia su pareja o hacia sus  hijos; y después está ese grupo que no tienen calificativo, esas mujeres que amenazan a su pareja con hacer la acusación de maltrato si no le concede lo que pide. Si bien la violencia de género es amplia y compleja y no atañe solo a mujeres, también es cierto que una de cada tres mujeres, ha sufrido violencia física o sexual, principalmente, por su pareja sentimental.

Tan solo en el año 2015 y en nuestro país, han fallecido cincuenta y cinco mujeres por esta causa. Pocas palabras quedan por decir, salvo que si estás leyendo estas líneas y estás sufriendo esta tragedia en tu piel, el “016” puede salvar tu vida y la de tus hijos. Una línea atendida por un equipo de profesionales que pueden ayudarte. Un número que no deja rastro en tu teléfono ni en tu factura, una posible salida, una posible futura vida digna, un primer paso fundamental.

¡NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO!









domingo, 22 de noviembre de 2015

El cristal

Sujeto entre mis manos el pequeño objeto y me maravillo al ver los haces de luz que proyecta. Lo elevo al cielo y dejo que la luz del sol lo atraviese desplegando a través de él una infinidad de colores, como un arco iris casero. Y sonrío, porque esta vez, mi hermana ha perdido.

Vuelvo a guardar el trozo de cristal en mi bolsillo y corro a casa. Seguro que me estan esperando para comer. Y así es. Cuando llego, están todos sentados alrededor de la mesa con cara de pocos amigos, excepto Agnes, mi hermana. Ella me mira enigmática y retadora, con una sonrisa de superioridad en su carita sonrosada.

No me gusta esa sonrisa. Oculta algo...

viernes, 20 de noviembre de 2015

Un banco... ¿vacío?



Si el frío metal pudiese hablar y contar lo que en su regazo escucha, lo que entre su abrazo el ser humano medita, llora o sueña…

Si el enrejado pudiese desvelar cuántos besos furtivos, cuántos abrazos y confesiones entre amantes escuchó, cuántos secretos guardó, cuántos enigmas resolvió…

Pero el metal no habla, no escucha, solo permanece, ahí, testigo mudo, incitador al descanso temporal, lecho improvisado de algún mendigo desamparado, cómplice de besos de medianoche y puestas de sol diarias, quizás cuna de ideas de poetas y objetivo de fotógrafos inspirados…


Si el frío metal pudiese hablar y contar lo que en su regazo escucha… quizás una parte del mundo que conoces se revelaría atípico. 



miércoles, 18 de noviembre de 2015

La dulce y virginal Srta Fany



Bueno amigos, hoy voy a hablaros de un libro escrito por Ramón Talavera, un carmonense que dedicó treinta y seis años de su vida a la enseñanza. Desde 1968 hasta 2004, ejerció la profesión de Magisterio en lugares tan cercanos como Sevilla, Écija y la propia Carmona.



Hace poco tiempo, nos sorprendió con su libro “Dios, vente conmigo al infierno”, que también tengo en mi poder. Sin embargo, he decidido leer primero éste del que hoy os hablo, pues en una conversación con el autor, me reveló ciertos trucos que había utilizado para llevarlo a cabo. Y me encantó. 

Me habló con naturalidad y simpatía, de cómo había sido para él escribir como mujer. Y bueno, esos trucos quedan entre él y yo, que no quiero desvelar lo que no deja de ser una anécdota simpática, pero suya. Si os digo que aluciné con su sentido del humor y su valor.

Pero no me enrollo más. Solo deciros que “La dulce y virginal Srta. Fany” es una obra que nos hace reflexionar sobre la profesión de maestro, a la vez que nos sitúa en lugares muy cercanos a Carmona, ya que hace referencia continua a lugares muy conocidos y emblemáticos de Sevilla. La novela tiene un giro de acontecimientos muy peculiar y bastante divertido, que te mantiene en vilo hasta el final. (Buena idea Ramón, a más de uno le haría yo eso). 

Os invito a que disfrutéis de este libro, fruto del trabajo de un hombre trabajador e inquieto que ha decidido compartir su obra con nosotros.

Gracias Ramón. 




lunes, 16 de noviembre de 2015

La pequeña de los ojos rasgados

Sofía estaba cansada tras las horas de viaje. Aun no podía creer que fuese rumbo a China. Se dirigía nada más y nada menos que al este del Continente asiático, al cuarto país más grande del mundo, y concretamente, a Shanghái, su ciudad más poblada.

Tenía miedo, estaba asustada pero era la solución. Robert y ella habían intentado tener hijos propios desde hacía años, y ya no era una jovencita.

La primera vez que pensó en un embarazo, llevaba siete años de matrimonio y aún recordaba la cara de Robert. Era la felicidad suprema sin ni siquiera confirmación. Sofía era española pero se enamoró de un joven estadounidense que hacía turismo en España. Mantuvieron el contacto a través de Internet, por correspondencia, por teléfono, de todas las formas  posibles y al alcance de ambos. Hasta que Robert terminó sus estudios de abogacía y terminó encontrando trabajo en un importante despacho de Nueva York.

Con sus primeros ahorros voló a España y buscó a Sofía. Tras unos días en España, terminó convenciéndola para que le acompañase a Nueva York. Sofía era diseñadora, una buena diseñadora, y Robert tenía unos amigos que podían ayudarla a abrirse camino en el mundo de la moda. Y fue un éxito. Robert y Sofía se casaron y se mudaron a una gran casa de estilo victoriano. Enorme, con muchas habitaciones para poder albergar a sus futuros retoños. Pero mucho me temo que éstos se hicieron de rogar...

domingo, 15 de noviembre de 2015

Llanto




París llora desolada, y con ella, el mundo. Bajo el lema de “acto de guerra”, el terror, el sobresalto, la represalia, el llanto, la angustia, la locura, el terrorismo… todos ellos unidos en una macabra alianza sesgaron la vida de al menos ciento veintinueve personas inocentes, les arrebataron sin piedad el aliento, su futuro, sus personas queridas, sus sueños, su derecho a vivir.

Bajo el cielo estrellado de París, una inmensa niebla se extiende, no una hecha de algodón, sino una repleta de lágrimas y desconsuelo.

Los corazones del mundo están en el país vecino… pero por desgracia, una vez más la violencia y el terror, han dominado, pues por mucha solidaridad que fluya… nada le devolverá la vida a los que partieron, ni les quitará el miedo y la angustia a los que lo estuvieron allí y lograron sobrevivir, ni tampoco nada llenará el hueco vacío en el corazón de familiares y amigos.

La Torre Eiffel cerró los ojos anoche. Apagó su luz en señal de duelo y repulsión, mientras otros edificios emblemáticos como el Empire State de New York vestía con los colores de Francia. Londres, Dublin, Washinton y Río de Janeiro siguieron el ejemplo y se mostraron al mundo de azul, blanco y rojo.

Las redes sociales se llenaron de símbolos de repulsa y banderas en señal de apoyo a las familias.


11-S, 11-M, 13-N… Por favor, basta ya.




“Atrás quedo el sonido de tu voz y tu risa, arrebatados con dolor e injusticia, nublado el anhelo de tu mirada, apagadas las esperanzas soñadas… 

Por una larga senda desconocida partieron confusos vuestros corazones, sin comprender, ni el motivo ni las razones, de la sangre derramada y las lágrimas vertidas…

Que el ruiseñor de vuestras almas arranque el vuelo presto y fuerte, y os lleve a puerto seguro, donde ya nada os dañe ni nadie os acribille, donde la libertad sea vuestra bandera y vuestras almas encuentren paz.“ 
















sábado, 14 de noviembre de 2015

Nessie






Mi querido, o querida... Nessie... criatura legendaria que se supone reside en el lago Ness, un profundo lago de agua dulce cerca de la ciudad de Inverness, en Escocia.
Habla esta leyenda de un temible dragón que vive en un lago negro, que devoraba reses enteras y también, a algún incauto que se acercaba demasiado. 


Puede que Nessie lleve ya 1500 años bajo el agua de este lago. Como en todas las leyendas, hay tanto adeptos como incrédulos a la misma. Testimonios de avistamientos y opiniones referentes a que se ha creado el mito para favorecer el turismo. 


Lo cierto y verdad es que desde el siglo VII hay testimonios de una extraña criatura en el lago. Se habló de míticos caballos acuáticos llamados kelpies. En 1868 se hizo referencia en el Inverness Courier de un pez enorme o criatura. En 1930, 1932… en distintos periódicos aparecían noticias sobre un animal que producía un gran remolino o una especie de cocodrilo. El 2 de mayo de 1933, el Inverness Courier publicó la noticia de una pareja que había visto “un enorme animal rodando y hundiéndose en la superficie”. El informe realizado por Alex Campbell que había avistado al monstruo en numerosas ocasiones, dieciocho veces. Este informe dio vida al Monstruo del Lago Ness tal como hoy lo conocemos. 


En agosto del mismo año se le definió de forma bastante concreta, incluidas dimensiones aproximadas de su cabeza (debió tenerla bien cerca). Y en fin, poco después se empezaba a hablar de él como “prehistórico”.


Por fin, el 19 de abril de 1934, el cirujano R.K. Wilson, tomó supuestamente una fotografía de nuestro amigo. En ella se veía a una enorme criatura de cuello largo que se asomaba en el agua y que yo he utilizado en la cabecera. Después, se declaró que la foto había sido falsificada. Sin embargo, la leyenda se había extendido como un reguero de pólvora. 


En 2014, y eso es hace muy poquito… el servicio de mapas de Apple ha captado unas imágenes aéreas del Lago Ness. Andrew Dixon, un joven de 26 años afirma haber visto al monstruo, citando textualmente “Encontrarlo fue un golpe de suerte total. Estaba mirando a las imágenes de satélite de mi ciudad y luego decidí echar un vistazo al lago Ness”. 


Expertos del propio National Geographic han escaneado el lago, pero no han obtenido resultados del mismo. 


En fin, supongo que como siempre, habrá quién crea en la leyenda, y quién no. Desde luego, tú eres libre de hacer lo que gustes, pero no me negarás que en cualquier caso es interesante. Un animal prehistórico, al parecer un plesiosaurio, es decir, un dinosaurio acuático de tamaño medio y costumbres carnívoras, de finales del Cretácico y principios del Jurásico. Largo cuello, cuerpo robusto y aletas en forma de rombos. Nessiteros rhombopteryx se le llamó.


Tú decides qué pensar. Por un lado… siglo XXI, técnicas realmente innovadoras, hombres que viajan al espacio, robots inteligentes… y seguimos sin saber si Nessie es o no real, o si alguna vez lo fue… 


Por otro, tal vez existió aunque no fuese un monstruo prehistórico como tal, o quizás se cansó de tanto espía y fotógrafo y se marchó a otro lugar más tranquilo y alejado de la vista de todos.









De todas formas, te voy a dejar aquí algunas fotografías del famoso lago, que ya me gustaría a mí poder compartir las de Nessie. Disfruta de ellas, porque con monstruo o sin él, esta tierra es mágica.
























jueves, 12 de noviembre de 2015

La duquesa roja

La duquesa roja que necesitaba al árbol leñoso para vivir.

Evangelina, la antigua duquesa de Monte Alto y Bajo Cerro, era más conocida por los lugareños como “La Duquesa Roja”, un personaje, por cierto, muy pintoresco en el lugar. Octogenaria de edad, delgada de carnes y blanca de piel, siempre gustaba de utilizar el color rojo en toda su indumentaria, sin que el paso de los años hubiese impedido continuar con la mencionada tradición, hecho en sí que le otorgó el ya mencionado título. 

Había quienes al escuchar hablar de ella pensaban que era una aristócrata excéntrica y venida a menos que había caido en desgracia, pues no vivía en una gran mansión, como se podría esperar de alguien poseedor de tan ilustre titulo nobiliario, sino en un caserío viejo y anticuado que se caía a pedazos. La mujer, que adquirió su linaje gracias a sus nupcias con don Federico Hinojosa de Nogales, duque de profesión y holgazán de afición, había regresado tras la muerte de su esposo, a su lugar de origen, siendo poseedora de  aquella pequeña extensión de terreno, para ser más concretos un olivar, herencia de su bisabuela paterna.

Pero lo que más inquietaba de aquella anciana, era su intransigencia con respecto a un enorme árbol leñoso que presidía el olivar y cuyas raíces ya habían comenzado a invadir parte del salón de doña Evangelina. A ella, no parecía darle mucho disgusto este hecho, incluso había llegado a colocar unos almohadones y cojines que permitían utilizar el improvisado elemento decorativo como algo práctico. De todos era sabido, que la duquesa roja era muy supersticiosa. En su destartalada vivienda jamás faltaba una herradura que colgaba tras la puerta, cada día encendía una vela con el fin de apagar su llama de un soplido, su llavero era una pata de conejo, y los cactus adornaban sus desvencijadas ventanas. Pero en su caso, la duquesa tenía un miedo atroz, no a un espejo roto, que también, sino a que alguien cortase o dañase en cierta forma aquél viejo árbol que la acompañaba en su vivir diario. Sus padres, una vez le contaron la historia de que aquél olivo era mágico. La vida media de aquella especie de olivo era de unos veinticinco o treinta años, más fuera de todo pronóstico, allí seguía, perenne como sus hojas, como acompañante eterno de la duquesa.

Todo iba bien en la tranquila vida de esta mujer, hasta que su capataz decidió un día morir, sin avisar. ¿Qué iba a hacer ella ahora? Decidida, aquella mujer que casi no se sostenía entre sus dos piernas enfundadas en aquellas rojas medias, y su agotado bastón, contrató a Severino, hombre culto en el tema agrícola y si su memoria no le fallaba, padre de familia. Sólo una advertencia realizó al nuevo empleado.

-          Si alguien dañase este árbol, yo moriría sin remedio- le explicó al instante.

Severino que ya conocía de las excentricidades de doña Evangelina, prefirió asentir. Más aquél armatoste le impedía utilizar maquinaria para la recolección. Sus raíces sobresalían de la tierra, extendiéndose, y le dificultaban la labor. Era un árbol viejo, sería buena leña. Además, estaba dañando la cimentación de la casa y no proporcionaba ya aceitunas. Si lo cortaba, la anciana podría despedirlo, pero si vertía en él algún producto, se secaría solo y ella no lo culparía. Fastidiado por aquél incordio de raices sobresalientes y escasas hojas, procedió a ello.

En pocos días, el árbol comenzó a resecarse, mientras, casualmente, la duquesa se debilitaba. Ella, angustiada, decidió preguntar a su nuevo capataz, en cuyos huidizos ojos divisó el atisbo de la culpa.

-          ¿Le has hecho tú algo a mi hermoso árbol?- le preguntó.
-          No señora. Es sólo que es viejo y ya no es útil. No tiene más utilidad que la de estorbar. Tampoco se va a perder tanto. – se defendió el hombre de pronto preocupado por lo que había hecho.
-          Una respuesta cuánto menos inquietante, joven. Yo también soy vieja, sólo estorbo según muchos y tampoco se va a perder tanto cuando decida reunirme con mi Federico. Pero aquí sigo, dándole trabajo a usted y alimentando a su familia. Confío en que esta vez me escuche. No permita que nadie arranque el tocón que del árbol quede.

Severino se marchó a casa realmente angustiado. ¿De veras la duquesa necesitaba para vivir aquél árbol? Él también debía estar perdiendo la cordura.

Al día siguiente, la duquesa vistió sus mejores galas, incluso se colocó su sombrero de rojo fieltro. Colocó una nota sobre la mesita del te. Legaba su herencia familiar a una sobrina lejana de la que nadie sabía nada. Sólo una petición. Ser enterrada bajo las raíces del árbol. Y una promesa, o regresaría desde el más allá. Si el árbol se recuperaba, jamás nadie lo cortaría. Después, se colocó entre los cojines que apoyó sobre aquellas hoy maltrechas raíces, y allí, con tranquilidad, murió.


El pueblo, asustado, decidió enterrar a la anciana en el lugar que ella había indicado. Pobre mujer. Había sido supersticiosa hasta el final de sus días. La nueva heredera cortaría aquél árbol decrépito de raíz. Más conforme los días pasaban, todos asombrados comprobaban como el árbol renacía. Con más fuerza y vigor que nunca. Mientras, a muchos kilómetros de distancia, una joven viuda hacía las maletas para mudarse a su nuevo hogar, heredado de una tía abuela que desconocía poseer. Como único equipaje su vestido favorito. El rojo. 


martes, 10 de noviembre de 2015

Hijas de la noche en llamas

“Una antigua leyenda griega es el leitmotiv (tema central) de esta novela: las doncellas de Argos se tiraban a un precipicio tras ver en el espejo de una bruja el rostro de su vejez. ¿Veían sólo el rostro de su vejez o veían también todo lo que les iba a ocurrir hasta llegar a él?

Las tres voces furiosas que tejen esta narración son las de tres hermanas que se acercaron tanto al espejo de la fábula que en realidad lo atravesaron, y encarnan, cada una a su manera, dualidades muy amargas, pulsiones muy poderosas de las que no son culpables y que no dudan en apurar hasta el último momento. “

Esta novela me hizo reflexionar sobre temas para algunos tabú, y para otros, inquietantes. En la contraportada del libro aparece en letra negrita una descripción muy simple y muy buena de su historia.

“Un mundo oscuro y transparente, habitado por criaturas angélicas y bestiales, donde la venganza es simplemente una forma valiente y fatalista de asumir la vida”.


Hijas de la noche en llamas nos habla de vidas pasadas, memorias suspendidas y deseos a medio cumplir. Es una obra inquietante, interesante, y absorbente.   



Su autora, Irene Gracia, es una madrileña nacida en 1956, que realizó estudios de pintura y escultura en  la Facultad de Bellas Artes de Barcelona. Es autora de dos poemarios inéditos y de varios cuentos aparecidos en diferentes colecciones.

“Fiebre para siempre”, su primera novela, obtuvo el Premio Ojo Crítico 1994.

Otras de sus obras son “El coleccionista de almas perdidas”, “Mordake, o, la condición infame”, “El beso del ángel”, “El alma de las cosas”, “Anoche anduve sobre las aguas”. 

                                      

domingo, 8 de noviembre de 2015

Mirando hacia arriba



Los sentimientos son como el agua, pueden correr a su antojo, mojándote con emociones hermosas, o ahogándote en otras amargas, refrescando en cálidas noches de verano o dejando aterido tu corazón… pero al igual que el agua, son indispensables para la vida y para el amor.

Tanto si hoy es un día alegre y dichoso, como si algo preocupa a tu razón, busca una alfombra sedosa de verde lecho, tumba tus pesares y aléjalos de ti, eleva tu vista al cielo y reza para que un árbol de frondosas hojas te cubra, observa la luz cruzar a través de la vida… y siéntete parte de ese todo, de esa magia, de esa energía, y de ese ser…


Eleva tu consciencia y siente… llena tus pulmones y RESPIRA.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Salvaje

Voy a contaros una historia algo peculiar. Os voy a presentar a Ernesto, un muchacho normal y corriente, enemigo del deporte y amigo de la tranquilidad, el sofá y el relax. 

Sus padres, Leo y Clotilde, eran un matrimonio muy peculiar. A Clotilde le encantaban los viajes de placer, algún crucero, tumbarse en cálidas y blancas arenas, el olor de las cremas solares… Leo prefería la acción y el deporte. Intentaba practicar todo tipo de deportes mientras su esposa se tendía al sol. Hombre fuerte y éste sí , bastante musculoso, no dejaba de decirle a su hijo que parecía más bien un apéndice de ser humano que un ser humano propiamente dicho, comentario que por cierto a Ernesto le sentaba bastante mal.  

Aquí comienza nuestra historia. Llegada del verano, y con la mencionada estación, las esperadas y temidas a partes iguales, vacaciones familiares. Esta vez a África. Sí, tal como os suena, y es que aunque no lo creáis, aún hay gente que puede viajar y además donde quieran, ¡guau! ¿A qué no sabíais que esa especie existía? 

En fin, que me voy por las ramas africanas. Leo pensaba en lo divertido que sería hacer safaris, practicar todo tipo de deportes de riesgo, incluso alguna excursión de caza, o de submarinismo. ¡Lo que iba a disfrutar de África! Clotilde, a la que por cierto todos llaman “Clo”, sólo piensa en sus playas, en un par de hermosos indígenas que la abaniquen mientras su blanca piel toma un hermoso color bronceado y en beber todas las bebidas exóticas que pueda, si son afrodisíacas mejor, así las puede compartir con su querido Leo, su león particular. Y luego está Ernesto. Para él, África es la selva y la selva es calor, mosquitos, molestias, caníbales, e incluso quién sabe si la malaria. Probablemente en la maleta de Ernesto no haya más que antihistamínicos, antibióticos, y anti-todo lo que se pueda sospechar...

jueves, 5 de noviembre de 2015

Libelulas

Hace unos meses, antes de la llegada del verano, compré unas luces solares para colocar en las plantas que tengo en mi patio. En las noches de verano, me gusta sentarme fuera, tener el cielo por montera, sentir mis pies descalzos pegados al suelo y rodearme de mis plantas. Me siento anclada a la tierra, pero a la vez, elevo mis pensamientos al firmamento.

Esa sensación me transmite paz. Pero este verano, además de mis consabidas velas aromáticas, he tenido una luz extra. Cuatro luciérnagas que iban cambiando de tonalidad dándole un toque mágico a mi momento de descanso. 

Lo cierto es, que hace unos días, encontré una libélula en mi patio. Una real, justo al lado de la ficticia. Era muy pequeñita, unos dos centímetro y medio. Me quedé observándola. Me hizo gracia encontrarla precisamente junto a su imagen duplicada en plástico, y bueno, decidí buscar información sobre ellas, tal vez, porque en los últimos meses, las libélulas han formado parte de mi vida de una forma u otra. 

Menuda sorpresa me llevé, ya que encontré de todo. Son criaturas extraordinarias. Tienen cuatro alas en lugar de dos, cuatro alas que no pueden replegar sobre su alargado abdomen. Pueden hacer cualquier maniobra de vuelo y alcanzar una gran velocidad. Sus dos ojos compuestos les permiten un giro de hasta 360 grados. Lo ven todo.

Su plato favorito es el mosquito, con lo cual, ya me caen muy bien. Pero hoy, voy a contaros la otra parte no técnica. La leyenda, el mito, lo que cada cual quiera pensar.

La libélula simboliza la transformación, la búsqueda interior. Al igual que ella se ha de ir adaptando en su vuelo a lo que vaya enfrentando, el ser humano tiene que ir adaptándose a lo que la vida le va imponiendo, cambiando a veces sus ópticas y desviando su camino para conseguir el fin que desea o necesita. Simbolizan poder, equilibrio, coraje, fuerza.

Sus alas iridiscentes van reflejando las distintas tonalidades y nos recuerda que hemos de reflejar las realidades, lo que hay a nuestro alrededor. Sus ojos compuestos simbolizan que hemos de ver más allá, abrir la mente, ver nuestras capacidades.

Existe una leyenda, una especie de cuento de origen celta. Según esta historia, en el principio de los tiempos, estaba prohibido que las hadas convivieran con los humanos para que no surgieran relaciones de naturaleza prohibida. Algunas hadas desobedecieron estas normas y eso enfadó a su diosa, Aine, diosa celta del aire. Como castigo les quitó su forma humana y las convirtió en libélulas, aunque se apiadó de ellas y les dejó sus poderes. Es decir, podrían seguir concediendo deseos a los humanos, leer los pensamientos, hacer realidad los sueños, y volar tan rápido que no pudiesen seguirlas.

Con el tiempo, Aine indultó a las hadas y les permitió vivir entre los humanos. Pero éstas habían comprobado que con su forma de insectos era más fácil la convivencia, pues no eran observadas como algo extraordinario o mágico a pesar de su poder. De esta forma, decidieron seguir siendo libélulas por fuera, y hadas por dentro.

Si ves una libélula cerca de ti, cuéntale tus sueños y pídeles tu deseo, porque tal vez, puedan ayudarte.

En cualquier caso, dicen que si tienes algún objeto con su forma, el hada que llevan dentro interpretará que las necesitas y te aportará suerte…









martes, 3 de noviembre de 2015

Chocolate

La luz del semáforo indica a los peatones que pueden cruzar. La chica, con paso cansino, continúa su deambular por las transitadas calles, hasta detenerse frente a una cafetería. La fachada está pintada entera de un tono rosa suave. Allí, se detiene y observa el interior a través de las amplias cristaleras. Durante un instante queda detenida en el umbral, indecisa, hasta que finalmente, pasa al interior.

-         Pensé que ya no vendrías.
-         Yo misma pensé no venir.
-          
Una de las camareras, se acerca a ellos sonriendo.

-         Buenos días, ¿qué van a tomar?- les pregunta con amabilidad.
-         Café con leche y tarta de queso, por favor - dice él sin dudar.
-         Yo, solo café. Gracias- añade ella.
-         Deberías tomar tarta. Traiga una porción de tarta de chocolate para ella- añade él.
-         ¡No! Gracias, sólo el café.

La camarera se aleja hacia la barra.

-         ¿Por qué haces eso? Ya no somos niños. No vas a sobornarme con chocolate. – le dice ella con los ojos vidriosos.
-         ¿Tanto hemos cambiado Amelia?- le pregunta él bajando la voz.
-         Al parecer, no lo suficiente.
-         Pensé que tú me apoyarías.
-         ¡Yo te quiero! ¡A ti, Javier, a ti! ¡Al hermano que siempre tuve!

Ambos jóvenes se sorprenden al ver como la camarera empieza a colocar sobre la mesa lo que han pedido. Para él, café y una porción de tarta. Para ella, el café. Junto a ello, sendos vasos de agua.

-         Que aproveche- dice la muchacha.

Ninguno de los dos contesta.

-         Siempre pensé que contaría contigo sin condiciones- expresa él atacando la tarta.
-         Y yo siempre pensé que tenías más juicio. ¿Has pensado en papá y mamá? ¿Ya has hablado con ellos?
-         Esperaba que tú me ayudarás en eso.
-         Ni en sueños. No pienso ser cómplice de tu locura.

Un pequeño intervalo silencioso se extiende entre ellos.

-         Puede ser muy peligroso, y lo sabes- añade ella en un susurro.
-         Lo necesito Amelia. Me quita el sueño. No soy feliz- le dice él con los ojos brillantes.
-         ¡Siempre fuiste un egoista!, ¡Siempre pensando solo en ti!

La muchacha se levanta y se dirige con rapidez a los servicios. Mientras, él, mira ausente el suave tono de las paredes. Queda la mitad de la tarta, la cucharilla reposa junto a ella, los cafés han dejado de humear.

Minutos después, ella regresa. Sus ojos se ven húmedos y el maquillaje algo corrido. Sin mediar palabra, vuelve a sentarse y le mira.

Y él la mira a ella.

-         ¿Cómo te llamarás?
-         Me gustaría que también me ayudases en eso.
-         No voy a dejarte mi ropa. Que lo sepas.- le dice ella en tono suave.
-          
Después, toma su cucharilla y la hunde en la tarta de él.

-         Deberías haberla pedido de chocolate- le dice.
-         La próxima vez lo haré- contesta él sonriendo y mirándola como solo se puede mirar a la única persona que te comprende.